En la Iglesia italiana el problema de la pederastia es mínimo

Afirma monseñor Betori, secretario general de la Conferencia Episcopal

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CIUDAD DEL VATICANO, 22 mayo 2002 (ZENIT.org).- En la Iglesia italiana, el problema de la pederastia «es tan minoritario que no merece una atención específica», visto que la «gran mayoría» de los sacerdotes realiza su servicio «con gran fidelidad al Evangelio».

Lo declaró este martes el obispo Giuseppe Betori, secretario general de Conferencia Episcopal Italiana (CEI) en la primera rueda de prensa de 49 Asamblea General que tiene lugar en el Vaticano del 20 al 24 de mayo.

En el curso del debate episcopal, indicó Betori, se ha «renovado la confianza de los obispos en la gran mayoría del clero italiano», partiendo de la conciencia de que «episodios marginales no pueden disminuir la confianza de la Iglesia en los sacerdotes», que están desde siempre «en medio de la gente».

Respondiendo a una pregunta sobre 12 presuntos casos de pederastia, que según algunas indiscreciones de prensa serían objeto de la atención de los obispos, Betori lo desmintió categóricamente, precisando que, en la última reunión de la Comisión Permanente de la CEI, «no se trató el tema y no se hizo ninguna referencia a episodios concretos».

Episodios similares, añadió, son «de tal manera marginales que cada obispo asume, en su propia diócesis, la postura que considera más oportuna».

No existe, por tanto, ninguna «lista» o «número» de hechos de este tipo a nivel nacional. Esto no quieta, afirmó Betori, «la posibilidad de intervenciones tanto a nivel de acompañamiento psicológico para sacerdotes en dificultad, con estructuras adecuadas, como a nivel canónico si fueran necesarias».

«La Conferencia Episcopal no es una «superdiócesis», no le corresponde seguir el fenómeno. La tarea de supervisión corresponde a cada obispo y puede ser eventualmente pedida a los organismos de la Santa Sede».

La Conferencia Episcopal, sin embargo, concluyó, sí que tiene que afrontar el «desafío vocacional», con un «discernimiento desde el inicio de las vocaciones sacerdotales, dentro de los seminarios, y con una sucesiva atención a la maduración equilibrada de la personalidad de los candidatos».

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ZENIT Staff

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