CIUDAD DEL VATICANO, 24 mayo 2002 (ZENIT.org).- El Papa Juan Pablo II aceptó este viernes la dimisión que le presentó urgentemente el arzobispo de Milwaukee, monseñor Rembert Weakland, después de que el prelado se declarara públicamente inocente de acusaciones de abuso sexual.
En un comunicado hecho público este jueves, monseñor Weakland había pedido a la Santa Sede que acelerara el proceso de aceptación de sus dimisiones que ya había presentado el 2 de abril pasado, cuando cumplió 75 años, para no perjudicar a la imagen de la Iglesia.
El Vaticano anunció hoy la decisión en el boletín de la oficina de prensa de la Santa Sede, pero todavía no ha anunciado quién será su sucesor.
Monseñor Weakland, religioso benedictino, que ha estado al frente de la diócesis durante 25 años, reconoció este jueves que pagó a un ex estudiante de teología los 450.000 dólares necesarios para responder a una acusación de abuso sexual que tuvo lugar hace más de dos décadas, aún dejando claro que no ha abusado de nadie.
En su comunicado oficial, el arzobispo de Milwaukee afirma: «Nunca he abusado de nadie. No he visto a Paul Marcoux durante más de 20 años. Cuando lo encontré por la primera vez era un hombre que estaba en la treintena. Paul Marcoux ha hecho referencia a un acuerdo de arreglo entre nosotros. Dado que yo he aceptado el acuerdo confidencialmente no haré ningún comentario sobre su contenido».
«Dado que tengo la responsabilidad financiera del bienestar de la diócesis –sigue diciendo monseñor Weakland–, quiero hacer conocer a la gente de la arquidiócesis que durante mis 25 años como arzobispo, he aportado a la arquidiócesis el dinero obtenido por mis conferencias y escritos, junto con otros honorarios. En conjunto este dinero excede con mucho el monto del pago del acuerdo».
«Dado el clima actual en el que la Iglesia debe recuperar su credibilidad –añade monseñor Weakland–, esta situación se añadiría y continuaría la distracción de este objetivo. No deseo ser un obstáculo para la Iglesia, a la que seguiré amando con todo mi corazón, y a la que he servido con lo mejor de mis capacidades durante estos 51 años».
«Como se requiere por la ley de la Iglesia, presenté mi dimisión como arzobispo al Santo Padre en mi 75 cumpleaños, el 2 de abril. Pido ahora al Vaticano que acelere esta aceptación», concluía en su comunicado el arzobispo de Milwaukee.
