CIUDAD DEL VATICANO, 30 mayo 2002 (ZENIT.org).- El hombre de Juan Pablo II para las comunicaciones sociales ha ofrecido tres principios básicos para dar un rostro humano a Internet.
Según el arzobispo John Patrick Foley, el respeto de la verdad, de la dignidad de la persona humana, y del bien común, pueden hacer que las nuevas tecnologías estén al servicio del hombre, y no contra el hombre.
El presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales ilustró esta convicción este jueves al intervenir en Minneapolis (Minnesota) en un encuentro convocado por la Catholic Press Association [ http://www.catholicpress.org ].
«En primer lugar –dijo a los periodistas católicos–, verdad. Nunca, nunca, digan una mentira»
«En segundo lugar –añadió–, respeto de la dignidad individual de la persona. No exploten a los individuos, respeten su carácter sagrado, que implica su intimidad y reputación».
«En tercer lugar, el bien común –concluyó–. No hagan nada que dañe a la vida moral o a la paz en la sociedad».
Estos principios se pueden resumir en un enunciado fundamental, afirmó: «La persona humana y la comunidad humana son el fin y la medida del uso de los medios de comunicación social», explicó.
Ilustrando el documento Ética en Internet que publicó en febrero el Consejo que preside monseñor Foley constató que una de las consecuencias de la globalización ha sido «el paso del poder de los estados nacionales a las corporaciones internacionales».
«La nueva era de la información tecnológica, en particular Internet, necesita estar informada y guiada por un compromiso a favor de la práctica de la solidaridad al servicio del bien común en y entre las naciones», explicó.
Una prueba de estas posibilidades que ofrece Internet, constató, es la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL), que ha promovido el intercambio de las posibilidades ofrecidas por los nuevos medios entre las Iglesias de América Latina.