ROMA, 2 julio 2002 (ZENIT.org).- El Papa
hizo el jueves un fuerte llamamiento en favor de las Iglesia de Tierra Santa
durante la audiencia a los miembros de la Reunión de las Obras de Asistencia
a las Iglesias Orientales (ROACO). En efecto, se trata de una situación
gravísima que podría prolongarse mucho tiempo, confirmó el custodio de
Tierra Santa.
Al término de la audiencia, Radio Vaticano obtuvo las declaraciones del
padre Giovanni Battistelli, franciscano, sobre la situación de Belén: «Damos
las gracias a todos los que nos ayudaron en aquellos 39 días, verdaderamente
dificilísimos para la comunidad franciscana que estaba en la Basílica de la
Natividad».
«Tengo que decir que la situación no ha mejorado mucho. Ciertamente tenemos
luz, agua, electricidad, pero naturalmente, como todos sabrán, los militares
ha ocupado de nuevo Belén, rige todavía el toque de queda, sólo hay algunas
horas de tregua para ir a comprar comida. La situación, por lo tanto, no
sólo de la comunidad franciscana, sino de toda la población de Belén, es
gravísima. Deseo que se resuelva cuanto antes» comenta el padre Battistelli,
encargado de la Custodia Franciscana de Tierra Santa.
«La perspectiva de Bush de una conferencia de paz me parece muy lejana y
temo que se trate de una situación que aún se prolongará mucho, con enormes
dificultades tanto por parte de los palestinos como por parte del pueblo
judío a causa del miedo y del terror — continúa el padre Battistelli–. Es
necesario llegar a la solución, posiblemente diplomática, que nos permita
eliminar estos sufrimientos que no hacen sino aumentar todavía más el odio y
el rencor y que ciertamente no representan la vía para llegar a una solución
de paz».
— En cuanto a la presencia de peregrinos, ¿es cierto que estamos a nivel
cero?
— Padre Giovanni Battistelli: Por desgracia, sí; estamos a nivel cero. Sin
embargo animamos a que vengan; hay pequeños grupos valientes que hacen el
viaje, hay lugares que se pueden visitar con tranquilidad, como Galilea,
Nazaret, Caná, Cafarnaúm, San Pedro y naturalmente también Jerusalén. A
otros lugares en cambio no siempre se puede acceder. En Belén hay días en
los que se consigue entrar y otros en los que es difícil pasar del puesto de
control.
— Las comunidades cristianas, las comunidades religiosas, los institutos
religiosos en lugares difíciles, como Belén, ¿cómo logran sobrevivir?
— Padre Giovanni Battistelli: El llamamiento que lanzo es que necesitamos
mucho la solidaridad de todos los cristianos (…). Allí no hay trabajo, no
hay peregrinos, así que se trata de supervivencia, en lo relativo también al
propio mantenimiento de los lugares y a las «piedras vivas», los cristianos
que están cerca. Pido lo por tanto mucha solidaridad, mucha ayuda, muchas
oraciones, porque quizá sólo el Señor nos puede abrir de verdad la vía para
llegar a un diálogo y a una posible solución.