Los jóvenes israelíes y palestinos ya no creen en la paz

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Datos de un sondeo de la Universidad de Tel Aviv

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JERUSALÉN, 3 julio 2002 (ZENIT.org).-Una encuesta realizada por la Universidad de Tel Aviv revela que el 40% de los jóvenes israelíes y palestinos no cree en la paz y no desea la vuelta a las negociaciones.

Es una cifra importante, considerando que casi la mitad de los habitantes de los territorios palestinos tiene menos de 14 años y que un tercio de la población israelí son jóvenes en edad escolar.

En el sondeo fueron entrevistados 1.197 chicos de 15 años: 645 judíos de Jerusalén y de algunos asentamientos y 552 palestinos de los campos de refugiados de Ramala y Belén.

Desde que empezó la Intifada en el año 2000 hasta hoy, han resultado muertos 191 chavales de menos de 15 años, mientras que el 70% de los adolescentes palestinos y el 30% de los hijos de los colonos israelíes padecen estrés ocasionado por la prolongada exposición a episodios de violencia.

La actitud de los muchachos israelíes y palestinos se explica porque «aquí ha muerto la esperanza, ha muerto la paz», según declaró a Radio Vaticano el corresponsal del Corriere della Sera en Jerusalén, Guido Olimpo.

«Los actos de violencia de los grupos de palestinos, los atentados y las operaciones militares israelíes en los Territorios han acabado con cualquier asomo de confianza y se considera que las negociaciones son una pérdida de tiempo o que no llegan a conclusión alguna», continúa explicando el periodista.

Vivir en un entorno de violencia ciertamente repercute en los niños, confirma el corresponsal: «Existen reacciones físicas, como temblores o dificultad para dormir por la noche, especialmente en los niños palestinos: quien vive en los campos de refugiados está sometido a una presión durísima, con incursiones, helicópteros y tanques. Los jóvenes israelíes tienen temor a salir de casa, a ir en autobús, o al cine por el riesgo de atentados».

En los mayores las reacciones son más duras y preocupantes: «Existe una carga agresiva notable. Esta es una tierra donde las armas son un instrumento de uso cotidiano, y los actos de violencia conducen a pensar que se pueden resolver los problemas con las armas. Hay que pensar en el efecto que todo esto tiene en los adolescentes».

Los mensajes de los dos contendientes también ejercen su influencia en el comportamiento de los jóvenes: «Aquí los líderes hablan con lenguaje de guerra, existe una propaganda dura, áspera, que incita a la violencia», confirma Guido Olimpo.

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ZENIT Staff

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