ESTRASBURGO, 5 julio 2002 (ZENIT.org– Avvenire).- En Europa hay «lobbies» que quieren imponer legislaciones contrarias a los valores que dieron vida a la propia Europa, afirma Rosemary Scallon, más conocida como Dana, parlamentaria europea.
Dana, primera cantante irlandesa que ganó el festival de Eurovisión en 1970, entregada desde los años noventa a la política, comenta en esta entrevista el informe que adoptó el Europarlamento de Estrasburgo, que busca imponer el aborto en los países de la Unión Europea y en los candidatos a formar parte de la misma. El informe fue aprobado por 280 votos a favor, 240 en contra y 28 abstenciones.
–Cuarenta votos de diferencia supone una derrota mayor que lo que se preveía.
–Dana: Sí, la aprobación de esta resolución es sin duda negativa, pero de este modo se hace evidente lo que está sucediendo en Europa, con «lobbies» que tratan de imponer una agenda muy precisa. Por este motivo, creo que hay que señalar el retroceso de la Comisión, que por boca del comisario David Byrne ha afirmado que aborto, píldora del día después y educación sexual son materias de la competencia de cada uno de los Estados.
–La declaración llega tarde, pues el daño ya está hecho.
–Dana: Es verdad, pero pone de manifiesto la situación de dificultad de la Comisión que ha recibido fuertes protestas de parte de algunos países candidatos y ahora teme que la resolución Van Lancker [el informe sobre derechos sexuales y reproductivos] pueda frenar la negociación sobre la ampliación de la Unión Europea.
–De todas maneras, ¿cómo es posible que la Comisión diga una cosa y el Europarlamento otra?
–Dana: El problema es que el Europarlamento no tiene ningún derecho a pronunciarse sobre estas materias, está cometiendo abusos, pero ningún Estado ha protestado nunca. De este modo, la Asamblea sigue arrogándose un poder que no le compete.
–¿Está diciendo que la UE está en manos de los «lobbies» que nadie controla?
–Dana: No, la posibilidad de control existe, si se quiere usar esta potestad. El principio de subsidiariedad está en la base de la Unión Europea, por lo tanto los gobiernos y las instituciones pueden intervenir para detener eventuales abusos. Pero si no se usa esta facultad, el control desaparece y los «lobbies» hacen su agosto. Al respecto, sin embargo, es muy importante también el papel de la sociedad civil, porque los eurodiputados deben responder a los propios electores, y si el electorado no da señales de vida, es más fácil que el diputado por su cuenta ceda a las presiones que llegan de Estrasburgo y Bruselas.
–Usted habla de «lobbies» en acción, lo que indica que la resolución Van Lancker no es caso aislado.
–Dana: Esta es sólo una etapa; hay otros informes y otras resoluciones que están a punto de llegar, referidos a la financiación de los servicios de aborto en los países en vías de desarrollo y a la evolución del concepto de familia. El otoño será caliente.
–Pero ¿cuál es el objetivo final de estos «lobbies»?
–Dana: Ciertamente se está tratando de incluir el derecho de matar dentro de los derechos humanos, ya se trate de niños concebidos o de ancianos enfermos. Y a través de una cierta visión de educación sexual, que prevé la disponibilidad de contraceptivos para niños y adolescentes, pasando por encima del consentimiento de los padres; se quiere interponer al Estado entre padres e hijos destruyendo a la familia. Que quede bien claro: no juzgo a las personas, que a menudo actúan de buena fe y piensan que defienden los derechos de la mujer, pero la política que se está siguiendo está llevando a Europa a negarse a sí misma.