ROMA, 10 julio 2002 (ZENIT.org).- Podría ser condenado a la pena capital el asesino del padre Celestino Digiovambattista, el religioso ministro de los enfermos (camilo) herido de muerte el pasado 15 de octubre en Ouagadougou (Burkina Faso) mientras visitaba a los detenidos, según informa la agencia Misna.

El sacerdote, que era capellán del hospital civil y de las cárceles de la capital, fue agredido dentro de la prisión por un joven, inicialmente considerado desequilibrado o enfermo mental.

Ahora, la magistratura está instruyendo el proceso, pero de las actas se deduce que no será tenida en cuenta la enfermedad mental. Se aduce, además, que el autor fue sorprendido en delito flagrante, lo que agrava ulteriormente su situación. Según la ley en vigor en el país centroafricano, regularmente aplicada, podría ser condenado a muerte.

«No queremos que al imputado se le aplique la pena capital --explica el padre Salvatore Pignatelli, responsable del centro médico San Camilo en Ouagadougou--. Como cristianos, no podemos aceptarlo. Y, además, Celestino, mi hermano de congregación, cuando estaba a punto de morir, perdonó a su asesino. Hay que tener en cuenta también el perdón, tanto de la familia natural de la víctima como de la religiosa».

Los familiares y los religiosos camilos han decidido no constituirse en parte civil. Permanecen aún sin aclarar las causas del gesto de locura. Durante los interrogatorios, el asesino habría declarado que atacó al sacerdote porque le recordaba a los «blancos» colonialistas y suscitaba en él el odio por la opresión de los europeos.

Una declaración probablemente sugerida por un abogado defensor, en el intento de ofrecer un móvil «político» al acto de violencia contra al religioso italiano.

El padre Digiovambattista era muy querido por los pobres de Ouagadougou. Nacido en Massa d’Albe (Italia) en 1934, trabajaba en Burkina Faso desde 1972.