CIUDAD DEL VATICANO, 11 julio 2002 (ZENIT.org).- La Iglesia católica atiende a uno de cada cuatro enfermos de sida, y sin embargo la XIV Conferencia Internacional sobre el Sida, celebrada esta semana en Barcelona, ha excluido la participación de la Santa Sede.
La denuncia ha sido lanzada por el arzobispo Javier Lozano Barragán, en una entrevista concedida a la agencia con sede en Roma «I Media».
«No entendemos por qué el Vaticano no ha sido invitado», reconoce el prelado; constando que el 26% de los centros de tratamiento para las personas que han contraído el virus VIH son católicos.
Por este motivo, añade, la Iglesia debería ser considerada como una de las grandes aliadas en la lucha contra el sida y «el Vaticano tiene derecho a que su opinión sea escuchada».
El arzobispo Lozano Barragán manifiesta su inquietud por la manera en que algunas corrientes importantes en la Conferencia afrontan el desafío de la epidemia del sida, centrándose en el mal llamado «sexo seguro», es decir, la distribución de preservativos.
Los funcionarios de la ONU «han venido diciendo lo mismo durante los últimos doce años, pese al hecho de que esta estrategia no ha producido resultados visibles», reconoce.
Por el contrario , «el número de víctimas del SIDA sigue aumentando, en una tendencia terriblemente preocupante», constata.