TEGUCIGALPA, 16 julio 2002 (ZENIT.org).- Reducir la corrupción, es un objetivo posible, afirmó el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, al intervenir ante el Parlamento, en calidad de presidente del Consejo Nacional Anticorrupción.
«El problema de la corrupción –constató el cardenal en sus declaraciones, recogidas por el portal de las comunidades religiosas Vidimus Dominum— es indudablemente el mayor obstáculo para alcanzar el objetivo del desarrollo sostenible que todos deseamos».
La corrupción crece, añadió, «si el Estado de derecho es frágil y las leyes no se aplican o se aplican para favorecer los intereses de grupos económicos o políticos».
En la primera parte de su discurso, el purpurado enumeró los efectos negativos de la corrupción en la economía del país y en la credibilidad internacional: «impide la reducción de la pobreza», «empobrece a la administración pública», «desalienta las inversiones extranjeras».
En la segunda parte, el cardenal subrayó que el objetivo de reducir y eliminar completamente la corrupción estaba relacionado estrechamente con una reforma ética.
«No habrá paz, ni reconciliación, ni seguridad ni gobernabilidad, así como no puede establecerse la democracia, allí donde no reina la verdad –afirmó–. Es urgente que todos los poderes del Estado recuperen el amor por la verdad en el sector público y privado, en la esfera de la familia y de la educación».