Las familias, los ladrillos de la sociedad

Conclusiones del Encuentro Mundial de las Familias (Manila)

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MANILA, Filipinas, 8 febrero 2003 (ZENIT.org).- Edificar familias cristianas sólidas ha sido uno de los temas dominantes en el Cuarto Encuentro Mundial de las Familias celebrado del 22 al 26 de enero en Manila.

«La familia fundada sobre el matrimonio es patrimonio de la humanidad, un gran bien con valores que no tienen precio, necesaria para la vida, el desarrollo y el futuro de los pueblos», afirmó Juan Pablo II en su alocución televisada al encuentro.

Reunido bajo el lema «La Familia Cristiana: Buenas Noticias para el Tercer Milenio», el encuentro mundial ha tenido una conferencia paralela sobre temas teológicos y pastorales. En este acontecimiento, los ponentes condenaron los ataques al matrimonio y a la familia, y defendieron la dignidad de la vida humana «en medio de fuerzas y situaciones amenazadoras», según una declaración de los organizadores.

La anterior subsecretaria de bienestar social y desarrollo de Filipinas, Rosa Linda Valenzona, defendió el valor intrínseco de la familia y el matrimonio, explicando que no son meras construcciones sociales sino que más bien forman parte de la naturaleza humana en sí misma.

Valenzona criticó a aquellos que ven el concepto de población como inversamente opuesto al progreso social. Este punto de vista desestabiliza la apreciación que las personas tienen del matrimonio y la familia, afirmó. Citando la catastrófica demografía de Italia, Francia, España, Singapur y Japón, pidió la humanización de la demografía, para «ayudarla a adecuarse con las realidades sociales que están detrás de los números».

El padre dominico Fausto Gómez, profesor en las Universidad Pontificia de Santo Tomás en Manila, habló sobre la relación entre el amor y los temas pro-vida. «La familia es una comunidad de vida y una comunidad de amor –¡de amor por la vida!–. Cuando todo se ha dicho y se ha hecho, lo que realmente importa en la bioética es el amor, que es el valor y la virtud de la vida», afirmó.

El sacerdote recordó a las familias su papel en la promoción de la vida y la lucha contra el aborto. Y advirtió contra el admitir el aborto en aquellos casos excepcionales como la violación, el incesto y los defectos de nacimiento.

El cardenal Paul Shan Kuo-hsi de Taiwán habló del papel de la familia a la hora de combatir la cultura de la muerte. Explicó cómo aceptar la contracepción conduce al aborto. «En la mayor parte de los casos, la contracepción relativiza la voluntad de Dios, el valor del acto conyugal y el valor del niño que se concebirá según nuevos estándares», afirmó. «Estos nuevos estándares son el deseo de los padres o con frecuencia sólo el de la madre: ¿Quieren este niño o no?». Cuando falla la contracepción, la conclusión lógica es aceptar el aborto, afirmó.

Vida espiritual
El encuentro también tocó el lado espiritual de la vida matrimonial. El padre Richard O’Brien y el matrimonio Lee y Jan Kramer, coordinadores internacionales del Encuentro Mundial Matrimonial, subrayaron la importancia de programas activos de la Iglesia tales como los fines de semana de Encuentro de Compromiso y Matrimonio.

Lee Kramer citó el éxito de los Encuentros para salvar matrimonios. «La experiencia de fin de semana ayuda a las parejas casadas a comunicarse de una manera más profunda y a traer a Dios a su relación», afirmó.

Y el obispo filipino Teodoro Bacani de la diócesis de Nueva Novaliches acentuó la importancia de los movimientos de renovación en la evangelización de la familia. «El Señor ha levantado los movimientos de renovación en estos tiempos en que las familias están siendo atacadas», afirmó. «Se evitan rupturas familiares».

El teólogo italiano Bruno Forte habló del papel central de la evangelización dentro de la Iglesia. En la estela del Concilio Vaticano II, la misión «ad gentes» tiene como objetivo no sólo a quienes no conocen a Cristo, sino también a quienes viven en países que fueron cristianos donde el Evangelio ha sido olvidado, afirmó.

Un aspecto de esta evangelización fue tratado por el cardenal Francis Arinze. El Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos habló del papel de la familia en el diálogo con otras religiones.

Resulta crucial para este diálogo el mantenimiento de la identidad de la familia cristiana, afirmó. «La familia cristiana, además, no guarda duda alguna de que el matrimonio y la familia son de institución divina. El matrimonio de un hombre y una mujer viene de Dios».

Las familias católicas, añadía el cardenal, pueden contribuir con valores tales como la defensa de la vida, la enseñanza de la virtud de la castidad, y el apoyo al derecho de los padres a educar a sus hijos.

El cardenal Arinze también habló de la necesidad de que las familias proclamen su fe. «La familia cristiana está convencida de que no importa cuánto esfuerzo se ponga en el diálogo interreligioso en este mundo de creciente pluralidad religiosa, es necesario el anuncio directo y explícito de la Buena Noticia de la salvación en Jesucristo».

El cardenal Crescenzio Sepe, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, se explayó sobre el papel misionero de la familia. El fundamento de la dimensión misionera, junto al llamamiento original de cada miembro de la familia a través de los sacramentos del bautismo y la confirmación, se debe encontrar en el amor conyugal, como elección fundamental específica de los esposos cristianos, indicó.

El cardenal Sepe explicó que, a través de su participación el misterio pascual, las familias se convierten en signos efectivos del gran encuentro de Dios y su pueblo, entre Cristo y la Iglesia. Esta identidad de la familia cristiana, traducido en un auténtico testimonio de vida de los esposos cristianos, hoy se convierte en signo de contradicción. Desafía una mentalidad y una forma de vida que con frecuencia relativizan la sexualidad, vacía el contrato matrimonial de compromiso serio, y tiende a destruir la institución de la familia en sus fundamentos.

La familia cristiana está llamada, decía el cardenal, a través del sacramento del amor que la establece, a ser un signo del amor de Dios en la historia de la humanidad, convirtiéndose así en una luz para el mundo.

En la misa que cerró el encuentro mundial, el cardenal Alfonso López Trujillo invitó a los padres a evangelizar a sus hijos y transmitirles «la luz de la fe». Estamos en medio de una batalla entre la luz y la oscuridad, afirmó el presidente del Pontificio Consejo para la Familia y legado papal para el encuentro.

Hay múltiples ataques contra la familia, incluyendo la imposición de códigos éticos contrarios a la voluntad de Dios y la aprobación de leyes injustas que conducen al relativismo ético. El cardenal López Trujillo invitó a las familias a vivir su vocación de santidad y transmitir al mundo la luz y paz de Cristo.

En su mensaje del «Angelus» de hace dos domingos, el Papa recordó a los oyentes sus palabras en la exhortación apostólica «Familiaris Consortio»: «El futuro de la sociedad pasa por la familia». El encuentro de Manila dio un elocuente testimonio de los esfuerzos de la Iglesia para ayudar a asegurar el bienestar futuro de la sociedad.

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ZENIT Staff

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