Las religiosas se han ofrecido para asumir la financiación del viaje de la niña y su madre, así como su estancia en Valencia y la atención por expertos ginecólogos durante todo el embarazo «porque en nuestros casi cien años de experiencia hemos tenido ya algún caso de niñas de esta edad a las que hemos podido sacar adelante a pesar de este trauma», dice Aurora Gallego, la religiosa directora de la Casa cuna Santa Isabel.
La Casa Cuna Santa Isabel gestionada por las religiosas ha atendido a cerca de 17.000 mujeres gestantes y madres adolescentes con sus hijos, víctimas de malos tratos en su mayoría, sin recursos económicos ni apoyos familiares, desde que abrió sus puertas en Valencia en 1935. Actualmente residen en ella unas 70 mujeres.
Además de la atención médica a los niños y a las mujeres residentes, éstas reciben clases de alfabetización, cocina, costura, peluquería e informática y después de un año están capacitadas para buscar un empleo, «la mayoría lo encuentra en el sector doméstico y hostelero como empleadas de hogar y cocineras», según Aurora Gallego.
Un trabajador social, una psicóloga y cerca de 25 voluntarios colaboran con las religiosas en la atención y seguimiento de las residentes para lograr su «desarrollo integral y la reinserción social y laboral de las mujeres». Los hijos de las acogidas pueden permanecer hasta los dos años de edad en una escuela infantil en la Casa Cuna. También existe un grupo de más de 70 mujeres a las que atienden las religiosas en sus propios domicilios.
Desde que conocieron el caso de la niña nicaragüenes que ha quedado embarazada como consecuencia de una violación, las Siervas de la Pasión no han dejado de rezar por ella.
