JERUSALÉN, 25 febrero 2003 (ZENIT.org ).- Desde sus martirizadas ciudades, el patriarca latino de Jerusalén, el arzobispo de Sarajevo y el patriarca de Babilonia de los Caldeos (Irak) han unido su voz a la del Papa en un fuerte llamamiento por la paz en el presente contexto de la crisis iraquí.
«En esta hora de preocupación internacional, todos sentimos la necesidad de dirigirnos al Señor para implorar el gran don de la paz», afirmaron en un mensaje fechado el 23 de febrero.
«La paz es el único camino que se puede recorrer; es la dirección obligatoria», recordaron Michel Sabbah, patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Vinko Puljic, arzobispo de Sarajevo y Raphael Bidawid, patriarca de Babilonia de los Caldeos.
«Nosotros, que hemos vivido o aún estamos viviendo la tragedia de la guerra queremos decir al mundo entero, en especial a los poderosos de la tierra: no entréis en el camino de la guerra, porque no tiene salida», advirtieron.
«Cristo es nuestra paz. Es el Evangelio de la paz el que debe iluminar nuestros corazones y orientar nuestras opciones para éstas sean de total rechazo a la violencia y a la guerra», invitaron.
«Si la guerra es destrucción y muerte --constataron--, no menos trágicas son las consecuencias que una guerra lleva inevitablemente consigo: divisiones, odios y muchos refugiados».
Desde la Iglesia en Jerusalén, Sarajevo y Bagdad, el mensaje se dirige a todos, creyentes y no creyentes, hombres y mujeres de buena voluntad y en particular «a quien tiene la responsabilidad y el poder de decidir sobre el futuro, para que pueda hacer prevalecer el buen sentido y el diálogo».
Por ello, recordaron que «la guerra es una aventura sin retorno» y expresaron su adhesión a las palabras del Papa: «¡No a la guerra! La guerra es siempre una derrota de la humanidad».
Los encuentros de oración por la paz que se suceden en todo el mundo representan para los líderes de estas Iglesias un motivo de esperanza, «esperanza en el Dios que escucha siempre la oración de los pequeños, de los pobres y de los indefensos».
«No nos dejéis solos, por que el mundo hoy necesita construir esta esperanza», concluyeron Su Beatitud Sabbah, el cardenal Puljic y Su Beatitud Bidawid.
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Feb 25, 2003 00:00