Se trataba de los purpurados Theodore McCarrick de Washington, Edward Egan de Nueva York, Anthony Bevilacqua de Filadelfia y William Keeler de Baltimore.
Al final del encuentro, no se revelaron detalles sobre los contenidos de la conversación. Según fuentes de prensa, la iniciativa debería servir para preparar el encuentro del cardenal Pío Laghi, enviado especial de Juan Pablo II, con el presidente Bush.