La iniciativa, según aclara el prelado, «es muy seguida y sobre todo es una señal de esperanza», en particular para los católicos del país.
«Sabemos que tendrá lugar la misa en Washington con el cardenal Pio Laghi [tras su encuentro con el presidente George W. Bush] y, por tanto, simbólicamente nos uniremos en comunión a esa misa por la paz», añade en declaraciones a la agencia misionera Misna.
«La gente está a la espera –explica el arzobispo–. Las calles están más vacías, muchos se han ido. Hay esperanza, pero no hay confianza».
«La información condiciona», explica, pues se han dado fechas para el inicio de los ataques militares, que después no han tenido lugar. «De este modo, las personas tienen miedo. Muchos vivieron una experiencia semejante. Después de doce años, saben que las tecnologías militares se han mejorado y son todavía más nocivas».
El arzobispo explica también que la situación está conduciendo a una situación de miseria generalizada.
«La alimentación básica existe, pero no creo que sea suficiente para los niños», afirma.
«Las escuelas funcionan, las oficinas están abiertas, pero hay mucha angustia», añade.