El Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, órgano vaticano que vela por la institución familiar, participó en el seminario «Retos de la cultura actual al humanismo cristiano», organizado por la cátedra Santo Tomás de Aquino del Instituto de Humanidades Ángel Ayala-San Pablo CEU.
El purpurado colombiano destacó que nos encontramos en una época de «turbulencias», de «vacío antropológico, vacío de valores, por no contar con una verdadera antropología enraizada en la naturaleza del hombre».
El cardenal López Trujillo aseguró que «el espíritu humano puede enfermarse» porque «el hombre puede errar, puede blindarse contra la verdad, y es entonces cuando el espíritu se enferma porque le falta el oxígeno de la verdad».
«Es sorprendente lo inhumano que puede volverse el hombre», se lamentó el purpurado. El cardenal López Trujillo, que ha intervenido en la ONU en numerosas ocasiones representando a la Santa Sede, constató que «en los parlamentos de diversos países y en foros mundiales como las Naciones Unidas, los políticos se pierden en debates que se alejan del bien de la humanidad, como el del control sobre la natalidad».
El purpurado lamentó que, ante esto, «muchos se rinden sin dar batalla». «Los políticos no tienen tiempo para pensar, y no tienen una formación antropológica sólida. Quienes conducen las sociedades están muy desinformados», subrayó.
En esos foros mundiales, temas como el aborto, la familia y los valores «se conciben como temas religiosos». «Sin embargo, la familia es patrimonio de la humanidad, no de la Iglesia. La historia de la humanidad muestra un permanente respeto a la familia», añadió.
Para llegar a la actual «bancarrota de la familia», se han dado dos pasos, según el purpurado. «En primer lugar, todo se ha vuelto familia», dijo, refiriéndose a las parejas de hecho. Éstas «no se comprometen a nada, no prometen nada a los hijos y no prometen nada a la sociedad». «Antes, la sociedad exigía a la familia que formase a los hijos. Ahora no ocurre eso, porque las parejas de hecho no son nada, ni quieren serlo. Sólo les interesa que les sean reconocidos unos derechos, pero eso es una ficción jurídica: no se comprometen a nada pero exigen derechos», apostilló.
El segundo paso hacia la «bancarrota de la familia» ha sido el de «la privatización de la familia». «Es decir –aclaró el cardenal López Trujillo–, la familia es un hecho privado, no público».
Todo esto lleva a «un enorme vacío de humanidad» y a la «máxima deshumanización, que es presentar un crimen como un derecho: tal es el caso del aborto». «Según defiende una parte de la ciencia, todo lo que puede experimentarse, debe hacerse: ése es el grito liberador de la ciencia que acribilla al hombre», concluyó el prelado.