RESISTENCIA, 25 marzo 2003 (ZENIT.org-Aica).- El arzobispo argentino de Resistencia, monseñor Carmelo Juan Giaquinta, ha hecho referencia a las elecciones del próximo 27 de abril, protagonizadas por partidos que «están fracturados en un sinnúmero de grupos, como los trozos de un espejo roto, ,en los que es muy difícil verse reflejado. Por ello sus candidatos entusiasman poco. Y hasta producen cierto temor».
El prelado se preguntó «¿qué pasaría si las autoridades electas no pusiesen finalmente en marcha una renovación moral profunda de las instituciones políticas? Aunque es doloroso decirlo, si así no se hiciese, sólo se podría esperar descender un peldaño más en el abismo al que hemos caído. El presidente electo quizás deslumbraría por breve tiempo, pero pronto sobrevendría nuevamente la oscuridad».
Históricamente, las elecciones presidenciales tuvieron «casi siempre un cariz mesiánico. Importaba muchísimo quién sería electo, porque él traería el remedio de todos nuestros males. De allí el carácter demagógico de casi todas las campañas electorales», porque se trataba de «ganar el voto de la gente para obtener el poder más que la adhesión de la inteligencia y de la voluntad de los ciudadanos para construir la patria».
Pero la experiencia enseñó, explicó el prelado, que «los presidentes de la nación no son mesías salvadores. Son gente de carne y hueso, que tiene sus cualidades y defectos como el común de los mortales, que si bien alguno tuvo algún brillo, la mayoría no levantó de la medianía general, ni intelectual ni moralmente».
«Si se comparase su gestión con lo que se había esperado --agregó--, se podría decir que serían ellos los responsables de la desastrosa situación presente. Pero enseguida saltaría a la vista que sería injusto cargar ese resultado sólo a su cuenta. No son marcianos. Son hijos de una ciudadanía concreta. Por tanto, en íntima relación con ella. Así como no existe el presidente capaz de llevar al éxito a una ciudadanía que redujese su responsabilidad a emitir el voto el día de las elecciones y se desentendiese después de sus demás deberes, tampoco existe el presidente que sería el único responsable de haber llevado a la Argentina al fracaso presente».
En tal sentido subrayó que «con el contrapeso de una ciudadanía responsable, nunca se habría llegado esta situación. Ambos, autoridad y ciudadanos, van siempre juntos».
Por eso, la última declaración episcopal insiste «mucho en el comportamiento moral cotidiano de los votantes y menos en las cualidades de los candidatos presidenciales».
Además, en ese mensaje «las elecciones son vistas como un momento importante de la vida del ciudadano. Pero de ninguna manera como "el" momento, que suprimiría la importancia de los innumerables momentos cotidianos en los que se ha de ejercer la propia responsabilidad».
Afirmó por último que «el ciudadano cristiano tiene un compromiso claro: aprovechar toda ocasión, también estas elecciones, para reconstruir la patria».
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Mar 25, 2003 00:00