La constatación forma parte del mensaje que el presidente envió este sábado al Santo Padre en respuesta al telegrama que el obispo de Roma le envío al salir de Roma rumbo a Madrid.
«He vuelto a leer la intervención que Su Santidad pronunció en el Parlamento Europeo en 1988. Anticipó con previsión –al subrayar la integración, la ampliación, la cohesión– el actual empuje unitario de Europa».
«Siguiendo aquella inolvidable invitación, sus viajes europeos deben reforzar en los ciudadanos del viejo continente el sentimiento de una pertenencia común y solidaria», añade el presidente.
«Nunca como en estos días tan cruciales para el futuro de la Unión Europea –afirmaba Ciampi–, su misión y su obra constituyen un elevado llamamiento a los valores éticos y espirituales sobre los que se funda la civilización europea».
«Estoy convencido –concluía el presidente– que su presencia y su palabra serán fuente de aliento sobre todo para los jóvenes que acudirán a escucharle con entusiasmo en Madrid».