CIUDAD DEL VATICANO, 9 mayo 2003 (ZENIT.org).- La Iglesia asiria de Oriente –que no está en comunión con Roma– celebra válidamente la Eucaristía y la Santa Sede ha predispuesto que los fieles católicos de la Iglesia caldea puedan acceder a la Eucaristía celebrada en su seno, cuando no puedan hacerlo en sus comunidades.
Es la conclusión del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos plasmada en el documento «Orientaciones para la admisión a la Eucaristía entre la Iglesia caldea y la Iglesia asiria de Oriente», elaborado de acuerdo con la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Congregación para las Iglesias orientales, según informa Radio Vaticano .
Ello no quiere decir que la Iglesia asiria y la Iglesia caldea estén en plena comunión eucarística, aclara esta fuente.
La cuestión afecta a la Iglesia caldea, católica, y la Iglesia asiria de Oriente, ortodoxa y, por lo tanto, no está en comunión con el obispo de Roma, según explicó el padre Johan Bonny, oficial de la sección oriental del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Ambas son dos ramas de la antigua Iglesia de Mesopotamia, que en la actualidad vive en su mayoría en la diáspora en Europa, Estados Unidos, Australia y Oriente Medio.
Con frecuencia faltan sacerdotes para que los fieles puedan acceder a la Eucaristía celebrada por un sacerdote de su propia Iglesia. Por lo tanto, se trata de un problema pastoral: dar acceso a la Eucaristía a los fieles de estas dos Iglesias en su propio rito oriental.
Pero la cuestión era más complicada. Se planteaba un problema teológico respecto a la Plegaria Eucarística o Anáfora –como se dice en Oriente– de Addai y Mari. Esta Anáfora es una de las más antiguas de la Iglesia; tal vez haya sido redactada en Oriente entre los 200 y 300, y ha sido utilizada en todo Oriente, en especial por la Iglesia de Mesopotamia.
Esta Anáfora tiene una particularidad: no contiene las palabras de la institución de la Eucaristía de una forma narrativa; las palabras de Jesús están presentes, pero de un modo fragmentado o disperso a través de toda la Anáfora.
Según la Iglesia católica, para la validez de la Eucaristía y de la Plegaria Eucarística, se requiere la narración de las palabras del Señor, o sea, todas las palabras que Jesús pronunció cuando instituyó la Eucaristía el Jueves Santo.
La cuestión estaba en discernir si la Anáfora de Addai y Mari es válida o no con las palabras de la institución fragmentadas.
«Hemos tenido que analizar este tema –explica el padre Bonny–, preparar un informe que ha sido estudiado por el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, por la Congregación para las Iglesias Orientales y también por la Congregación para la Doctrina de la Fe, y todas han llegado a la conclusión de que esta Anáfora puede ser considerada válida por varios motivos».
«En primer lugar, no se trata de una creación reciente, sino de una de las más antiguas Anáforas de la Iglesia, más antigua que las codificaciones ulteriores; por otro lado, siempre ha sido celebrada en la plena obediencia a las palabras de Jesús: “Haced esto en memoria mía”. Además, la Iglesia asiria –como todas las Iglesias en Oriente– cree plenamente en la presencia de Jesús en el pan y en el vino y también en el carácter de sacrificio de la Eucaristía», aclaró el padre Johan Bonny.
«En cuanto al problema más preciso de las palabras de Jesús cuando instituyó la Eucaristía –añadió–, hay que decir que estas palabras no faltan, sino que están presentes de otra manera, más fragmentada», «integrada con oraciones de alabanza y de acción de gracias».
«Para la validez de la Anáfora son necesarios dos elementos principales: la epíclesis y las palabras del Salvador. Y por lo tanto, la conclusión ha sido que los dos elementos están presentes: la epíclesis, que pide la presencia del Espíritu sobre los dones del pan y del vino, y también las palabras del Salvador cuando instituyó la Eucaristía», concluyó el padre Bonny.
Por ello, la Iglesia asiria, aún no estando en comunión con Roma, celebra válidamente su Eucaristía con esta Anáfora. Ante la situación actual de necesidad, los fieles católicos de Iglesia caldea podrán acceder, cuando sea necesario, a la Eucaristía celebrada en la Iglesia asiria de Oriente, concluye.