Una semana antes de recibir el Orden sacerdotal, Enrique había dicho al Santo Padre: «En este momento crucial de mi vida, al contemplar hasta dónde ha llegado el amor de Dios por mí… sólo puedo adorarlo y darle gracias por el don de la vocación, que no ha sido otra cosa sino la historia de un amor que ha cambiado mi vida, que ha roto el estrecho marco de mi puerta, que ha ensanchado mi corazón…, que me ha abierto a un horizonte de plenitud».
Enrique agradecía en esa ocasión al Santo Padre «en nombre de todos y, muy especialmente de los que seremos ordenados el próximo domingo: ¡gracias por su palabra, su testimonio sacerdotal y su vida entregada, que tanto ha significado en nuestro camino vocacional!».
El nuevo presbítero decía a Juan Pablo II a una semana de su ordenación sacerdotal: «Le ruego que nos encomiende al Señor para que seamos santos sacerdotes. Y que su palabra y su mirada alcancen el corazón de muchos jóvenes para que también ellos respondan sí a Jesucristo con la entrega sacerdotal de sus vidas, que nosotros nos disponemos a comenzar».
Además de Enrique y sus compañeros del Seminario Conciliar de Madrid, el próximo sábado 17 de mayo otros siete sacerdotes del Seminario Redemptoris Mater, serán ordenados presbíteros en la Catedral de la Almudena.