FLORIDA (URUGUAY), 12 mayo 2003 (ZENIT.org).- Constatando el creciente deterioro que sufren la familia en la actualidad y dado su «valor insustituible» como «formadora de personas y educadora en la fe», los obispos de Uruguay han decidido declarar el 2003 «Año de la Familia».
«Una sociedad que descuida la familia es una sociedad enferma que se desangra lentamente», dicen los prelados en su propuesta.
La iniciativa se orienta a que en todas las diócesis uruguayas se prepare el «II Congreso Nacional de la Familia» que, bajo el lema «Familia, germen de Vida y esperanza de mi país», se celebrará en Montevideo el 11 y 12 de octubre próximo.
Con ello, se busca renovar el «compromiso para fortalecer este bien de la sociedad y de la Iglesia que es la familia».
Publicamos a continuación la convocatoria de los obispos de Uruguay.
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HACIA EL CONGRESO DE LA FAMILIA
MENSAJE DE LOS OBISPOS
1. Los Obispos del Uruguay reunidos en Florida donde se venera la histórica imagen de la Virgen de los Treinta y Tres Orientales, Patrona del Uruguay, queremos hacer llegar a todas las familias uruguayas nuestro más afectuoso saludo pascual: que la vida del Señor Jesús Resucitado ilumine y reanime la esperanza de todos los hogares, uruguayos.
2. En noviembre del año pasado propusimos que en este año 2003 fuera la familia el objetivo prioritario de nuestros trabajos y desvelos, deseando que "todos los uruguayos ofrezcan su colaboración para devolver a la institución familiar su vigor y su misión, su capacidad de engendrar y de educar, en colaboración con otras familias que profesen la misma esperanza y responsabilidad."
3. Comprobamos en la actualidad que las familias sufren un deterioro creciente. Esta institución, base de la sociedad, atraviesa una gran inestabilidad: "los uruguayos se casan menos que antes, optando por las uniones de hecho, sin proyecto de largo aliento que incluya los hijos, su educación e inserción social. Es altísimo el porcentaje de divorcios (ocupamos el tercer puesto en el mundo)". Las bajas tasas de natalidad y mortalidad, la práctica del aborto, el bajo crecimiento demográfico y la emigración provoca un rápido envejecimiento de nuestra sociedad. La desestabilización familiar hace aumentar la violencia doméstica con sus secuelas de divorcios, huidas del hogar y desamparo de los hijos. Lo volvemos a decir: "una sociedad que descuida la familia es una sociedad enferma que se desangra lentamente".
4. Por todo esto y por el valor insustituible que tiene la familia como formadora de personas y educadora en la fe, nos ha parecido oportuno y urgente declarar este año 2003 "Año de la Familia" deseando que en todas las Diócesis del país se haga el camino de preparación del "IIº Congreso Nacional de la Familia", que tendrá lugar en Montevideo el próximo 11 y 12 de octubre, bajo el lema "Familia, germen de vida y esperanza de mi país".
5. Invitamos a que las familias en nuestras Parroquias y Comunidades, los organismos diocesanos y de la Conferencia Episcopal, preparen el IIº Congreso de forma que podamos renovar nuestro compromiso para fortalecer este bien de la sociedad y de la Iglesia que es la familia. Con la mirada puesta en la Hogar de Nazaret, le pedimos a Jesús Resucitado nos anime en la tarea de discernir lo que en este cambio de época podamos hacer en favor de esta célula fundamental de la sociedad.
Florida, 29 de abril de 2003
Mons. Carlos Collazzi
Obispo de Mercedes
Presidente de la CEU
Mons. Rodolfo Wirz
Obispo de Maldonado
Administrador Apostólico de Minas
Vicepresidente de la CEU
Mons. Nicolás Cotugno
Arzobispo de Montevideo
Mons. Daniel Gil
Obispo de Salto
Mons. Raúl Scarrone
Obispo de Florida
Mons. Orlando Romero
Obispo de Canelones
Mons. Luis del Castillo
Obispo de Melo
Mons. Julio César Bonino
Obispo de Tacuarembó
Mons. Hermes Garín
Obispo Auxiliar de Canelones
Mons. Pablo Galimberti
Obispo de San José de Mayo
Secretario General de la CEU