COCHABAMBA, 12 mayo 2003 (ZENIT.org).- En su mensaje al término de la 76ª Asamblea Plenaria, constatando la profunda crisis del país, el episcopado boliviano ha hecho un llamamiento para que cada ciudadano analice su papel en la construcción de Bolivia y ha manifestado su apoyo a todas las iniciativas que en este sentido se basen en un diálogo sincero.
«La pobreza creciente, la corrupción generalizada, la impunidad, la pasividad y el sentimiento de impotencia» «impiden mirar el futuro con esperanza», señalan los prelados en su mensaje del miércoles pasado titulado «Construyamos juntos una Bolivia mejor».
Actualmente, «se siente el peligro de disolución y disgregación de la sociedad, la imposición de la violencia y del autoritarismo, que ponen en riesgo la misma democracia conquistada con tanto sacrificio a lo largo de los últimos veinte años», advierten.
Esta circunstancia indica como tarea primera y urgente salvar la institucionalidad democrática, una labor que exige «impulsar con audacia reformas estructurales y de fondo y dar signos tangibles de esperanza al país», dado que, como reconocen los prelados, la democracia boliviana «todavía es incipiente, débil, limitada y poco participativa».
Para lograr este objetivo, hay que rechazar todas las formas y manifestaciones de violencia individual o colectiva, de autoritarismos o de individualismos «mesiánicos».
La tarea, a la vez, «reclama la corresponsabilidad del gobierno, de las instituciones del orden, de la oposición y de los diferentes sectores sociales y de los medios de comunicación en la construcción de un sistema político y social adecuado a nuestra realidad nacional»
Por ello, piden al gobierno una actuación más diligente y clara en la toma de decisiones, tomando «en cuenta que los problemas que nos afligen tienen que ver más con las necesidades de un país pobre que con las imposiciones del exterior».
«A los sectores de oposición queremos recordarles que la actitud beligerante no es constructiva», y a los «dirigentes instamos a que antepongan siempre los intereses del país y el bien común a los propios intereses (…) y que muestren una actitud de apertura constructiva y de concertación», dicen los obispos.
Finalmente, los prelados bolivianos animan a todo el pueblo «a que no se deje llevar por la desesperación» y «a que asuma un papel activo en el arduo y largo proceso de superación de las causas de los problemas que agobian al país».
En su mensaje, los obispos de Bolivia convocan también una «Campaña Nacional de Oración por la Paz» –que se celebrará el domingo 25 de mayo en todas las comunidades y parroquias– para que en el país se alcance «una paz cimentada en la justicia, la verdad, el amor y la libertad», e invitan a todos los hermanos de las Iglesias cristianas a unirse a esta oración.