CIUDAD DEL VATICANO, 19 mayo 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II recalcó este lunes la común tradición cristiana de los países europeos e invitó a sus compatriotas a enriquecer espiritualmente al Viejo Continente, en cuyo seno se está llevando a cabo la integración de los países del Este.
Fue el mensaje que transmitió el Papa al encontrarse en la plaza de San Pedro con los peregrinos polacos que participaron el domingo en las canonizaciones que presidió, entre ellas las de dos santos de origen polaco: san Józef Sebastian Pelczar y santa Ursula Ledóchowska.
El saludo a los peregrinos de Polonia constituyó para el Santo Padre una ocasión para repasar los viajes realizados a su patria –a partir del primero e histórico de 1979– y para demostrar el profundo vínculo de su país y Europa.
A pocas semanas del referéndum que se celebrará en Polonia sobre la adhesión a la UE –8 de junio–, el Papa citó las palabras que pronunció durante su estancia en Varsovia en 1997: «Los fundamentos de la identidad de Europa están construidos sobre el cristianismo».
«Hoy –añadió–, mientras Polonia y los demás países del antiguo “bloque del Este” ingresan en las estructuras de la Unión Europea, repito estas palabras que no pronuncio con el fin de desalentar, sino, al contrario, para indicar que estos países tienen una gran misión que realizar en el Viejo Continente».
Hablando a sus compatriotas, Juan Pablo II afirmó comprender las razones «de los numerosos detractores», en su patria, a la integración europea de Polonia.
«Debo subrayar sin embargo –explicó– que Polonia siempre ha sido una parte importante de Europa y en la actualidad no puede abandonar esta comunidad que, es cierto, está viviendo crisis en varios niveles, pero que constituye una familia de naciones basada en la común tradición cristiana».
«La entrada en las estructuras de la UE, con derechos iguales a los de los demás países, es para nuestra naciones y para las naciones eslavas afines, expresión de una justicia histórica», expresó el Papa.
También mostró el enriquecimiento que representa este paso para el continente: «Europa tiene necesidad de Polonia. La Iglesia en Europa necesita el testimonio de fe de los polacos. Polonia tiene necesidad de Europa».
Ello representa un desafío, según afirmó el Papa, «que el presente pone ante nosotros y ante todas las naciones que, en la ola de transformaciones políticas en la llamada Europa centro-oriental, salieron del círculo de influencia del comunismo ateo».
«Tal desafío –concluyó– plantea una tarea a los creyentes, la tarea de una construcción activa de la comunidad del espíritu en base a los valores que han permitido sobrevivir a décadas de esfuerzos orientados a introducir de forma programática el ateísmo».