Monseñor Montini, futuro Pablo VI, no fue un informador «reservado» de EE. UU

El cardenal Silvestrini aclara revelaciones de la prensa italiana

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ROMA, 27 agosto 2003 (ZENIT.org).- Monseñor Giovanni Battista Montini, futuro Pablo VI, no fue un informador «reservado» de la CIA a partir de 1944, cuando concluía la segunda guerra mundial, aclara un cardenal comentando informaciones de prensa.

Este martes el diario italiano «Il Corriere della Sera» publicó un artículo de una página en el que presenta a Montini, que en esa época era uno de los colaboradores más cercanos de Pío XII, sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, como un «punto de referencia de los servicios secretos de Estados Unidos».

El cardenal Achille Silvestrini, de 79 años, quien comenzó a trabajar en la Secretaría de Estado en 1953, prefecto emérito de la Congregación vaticana para las Iglesias Orientales, explica que, si bien los documentos que maneja el diario son serios, sin embargo las conclusiones que saca el periodista, Ennio Caretto, ofrecen «elementos que no son reales».

El artículo, que se basa en una investigación realizada en los Archivos Nacionales de Washington, toma pie de la audiencia que Pío XII concedió en julio de 1944, un mes después de la liberación de Roma, al emisario personal del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, William Donovan, director del Office of Strategic Services (OSS).

Según «Il Corriere della Sera», tras aquella audiencia, con el consentimiento del Papa, el gobierno de Estados Unidos logró que monseñor Montini ofreciera a partir de entonces un «servicio de informaciones reservadas», en particular sobre las dos Italias (la liberada y la ocupada por los alemanes en el norte), sobre el Partido Comunista Italiano (PCI), así despachos provenientes de Berlín y Tokio.

El periódico publica varios documentos en los que se recogen la admiración de exponentes estadounidenses por la inteligencia y eficacia de monseñor Montini, y concluye afirmando que el futuro Pablo VI hizo esta «opción» por el bien de Italia, pues así se garantizó su paz social y la democracia en momentos delicados.

El cardenal Silvestrini, en declaraciones publicadas este miércoles por el diario Avvenire, explica que en realidad los documentos citados por el periódico no dicen que era «un informador reservado, que da indicaciones sobre personas y situaciones secretas».

«Da evaluaciones sobre la situación europea e italiana de entonces. Como lo hacen todas las cancillerías del mundo», explica el purpurado sugiriendo que estos documentos deberían compararse con los del gobierno del general Charles De Gaulle, cuyo embajador era Jacques Maritain».

En realidad, explica Silvestrini, esos documentos confirman lo que ya se sabía: «Es evidente que, apenas liberada Roma, los aliados contactaron con la Santa Sede. Pío XII les pide que traten los asuntos ordinarios con Montni, su hombre de confianza».
<br> Además, recuerda, hay que tener en cuenta dos elementos: «la preocupación de la Santa Sede por el avance de la Unión Soviética», así como «la opción claramente antinazi».

Por tanto, añade, «era bastante lógico que Montini diera informaciones a los estadounidenses sobre lo que sucedía en Italia, sobre todo en el Norte, donde los Aliados no sabían lo que estaba sucediendo, mientras que la Santa Sede estaba informada gracias a los obispos».

«Il Corriere della Sera» afirmaba que Montini fue informador de Estados Unidos durante los veinte años siguientes, sin tener en cuenta que en 1954 fue nombrado arzobispo de Milán, donde ya no tenía acceso a ese tipo de noticias. Un elemento más, según el cardenal Silvestrini, de la «fantasía» que puede apreciarse en el artículo.

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ZENIT Staff

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