ROMA, 7 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Este jueves se asignó el premio concedido por Juan Pablo II a una joven investigadora por su tesis doctoral sobre los orígenes del cristianismo en Egipto.
Se trata del Premio de las Academias Pontificias que en el año 2003 ha sido asignado a Giuseppina Cipriano, estudiante del Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana de Roma, por su tesis doctoral sobre «Los Mausoleos del Éxodo y de la Paz en la necrópolis de El-Bagawat. Reflexiones sobre los orígenes del cristianismo en Egipto».
El premio, que está dotado por 20.000 euros (cifra algo inferior en dólares) ha sido deliberado por la sesión anual de las Academias Pontificias, celebrado este jueves en Roma sobre «Los mártires y sus memorias monumentales, piedras vivas en la construcción de Europa».
La sesión, coordinada por el Consejo Pontificio de la Cultura, presidido por el cardenal Paul Poupard, reúne a la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino, la Academia Pontificia de Teología, la Academia Pontificia de la Inmaculada, la Academia Pontificia Mariana Internacional, la Academia Pontificia de Bellas Artes en el Panteón, la Academia Pontificia Romana de Arqueología, y la Academia Pontificia del Culto de los Mártires.
Como segundo premio en su género, con la entrega de una medalla de oro del pontificado, el Papa premió a Sara Tamarri, por su tesis doctoral «La iconografía sobre el león desde finales de la Baja Antigüedad al Medievo».
El Premio, considerado como el Nobel humanístico de la Santa Sede, no es un premio a la carrera, sino un reconocimiento a jóvenes investigadores. En este año ha llegado a su octava edición, y curiosamente, casi siempre ha sido ganado por investigadoras.