CUDAD DEL VATICANO, 9 noviembre 2003 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha acogido con decepción la votación con la que una comisión de la ONU decidió aplazar durante dos años la prohibición global de toda clonación humana y denuncia intereses económicos «no confesados».
El grupo de países que quería permitir la clonación con el objetivo de producir y eliminar embriones humanos como material de investigación (comúnmente llamada «terapéutica»), al quedarse en minoría, prefirió aplazar toda decisión, constata el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, el arzobispo Ceslestino Migliore.
En total, este jueves pasado, 80 países votaron a favor de una «moción de no acción» («no action»), que suponía aplazar cualquier decisión, mientras que 79 votaron en contra y 15 se abstuvieron.
En una entrevista concedida a «Radio Vaticano», monseñor Migliore revela cómo se llegó a este resultado.
«Se habían formado dos posiciones muy claras: una en torno a un proyecto de resolución de Costa Rica; la otra en torno a un proyecto de resolución de Bélgica», comienza aclarando.
«Costa Rica proponía el uso de las células estaminales adultas para las terapias de enfermedades incurables, la prohibición total de la clonación de embriones humanos, es decir, tanto la prohibición de la clonación reproductiva como de la terapéutica», aclara.
«La posición de Bélgica, que traducía en resolución la posición franco-alemana, proponía, sin embargo, una prohibición de la clonación reproductiva, pero dejaba una o varias puertas abiertas a la terapéutica», añade.
«La posición de la prohibición total había alcanzado en un mes de 30 a 66 adhesiones –revela el nuncio apostólico–. La de la prohibición parcial había alcanzado 30 adhesiones. Obviamente, estos últimos nos tenían interés en someter a votación las dos resoluciones, por lo que se recurrió a esta moción de «no acción«».
El representante papal califica de «decepcionante» esta medida, pues «el aplazamiento de dos años quiere decir aceptar que durante dos años sigamos teniendo un vacío jurídico internacional, por lo que podrían seguir avanzado posibles experimentos».
Tras la votación, considera, «habrá que volver a comenzar los procedimientos» orientados a la prohibición global de la clonación, «pero se podrá capitalizar el trabajo de sensibilización que han hecho muchos países, incluida la Santa Sede».
Según el prelado, detrás de las propuestas de clonación terapéutica hay intereses «que no son confesados, pero que yacen detrás de estas decisiones».
«Con este procedimiento prácticamente se detiene la posibilidad de expresarse sobre una cuestión de fondo, que forma parte de lo que es el debate del siglo XXI –concluye–. Seguramente estas cuestiones económicas y comerciales, por desgracia, entre bastidores, han tenido un gran peso».