MANILA, 14 noviembre 2003 (ZENIT.org).- La presidenta de Filipinas ha lanzado un plan de «reconciliación total» con las fuerzas extremistas y de oposición del país asiático indicando como «negociador» al arzobispo de Davao, monseñor Fernando Capalla, futuro presidente de la Conferencia Episcopal filipina (CBCP).
Gloria Macapagal Arroyo anunció el miércoles pasado que «para el 2004 y más allá» pretende reparar las relaciones con la familia del ex dictador Ferdinand Marcos, el depuesto presidente Joseph Estrada y el hombre de negocios Eduard Cojuangco junior, según Misna.
Su plan de reconciliación abarca también al Partido Comunista de Filipinas y a su brazo armado –el Nuevo Ejército del Pueblo (NPA)–, al Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), a los militares protagonistas de un reciente amotinamiento y a la oposición política.
El proyecto de la presidenta filipina prevé también la institución de una «Comisión de la Verdad» para resolver los casos de abusos de los derechos humanos y de acumulación ilícita de riquezas registrados durante la dictadura de Marcos.
Gloria Macapagal Arroyo solicitó a monseñor Capalla –a partir del 1 de diciembre presidente del episcopado filipino– y al superior provincial de los Jesuitas, el padre Romeo Intengan, que sumieran el papel de «negociadores» con los distintos grupos.
El prelado ha aceptado el encargo, mientras que el jesuita –de acuerdo con el diario filipino «Inquirer»– lo ha rechazado.
Lejos de ser un golpe de efecto en vista de las elecciones presidenciales de mayo del 2004, el empeño de reconciliación nacional propuesto por Arroyo es «genuino y sincero», afirmó su portavoz, Ignacio Bunye.
Bunye también subrayó la importancia del nombramiento del arzobispo de Davao. «Creo que el negociador debe ser una figura que goce de la estima y la confianza de todas las partes implicadas», reconoció.
