QUIBDÓ, 14 noviembre 2003 (ZENIT.org).- La diócesis de Quibdó, la asociación campesina «Cocomacia» y la organización de los indígenas «Embera Wounaan» («Orewa») han denunciado que los grupos armados ilegales y el ejército regular siguen violando los derechos de las poblaciones civiles de la región colombiana del Atrato.
Una nota enviada este jueves a la agencia misionera Misna traza el balance de la violencia registrada en la zona en los últimos meses.
En efecto, guerrilleros de las FARC –«Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia»–, del ELN –«Ejército de Liberación Nacional»–, paramilitares y soldados se enzarzan en feroces batallas en los centros habitados sin preocuparse por la seguridad de quienes viven en ellos.
Se han registrado homicidios selectivos –nueve sólo por parte de las FARC en las últimas siete semanas–, ataques y saqueos a embarcaciones a lo largo del río Atrato, bombardeos de pueblos y zonas rurales por parte de las fuerzas aéreas, incursiones de «paras» en las comunidades indígenas y reclutamientos forzosos de jóvenes y niños.
Esta es la realidad de las poblaciones del Atrato, introducida a la fuerza en un conflicto que tras cuatro décadas no parece tener una vía de salida pacífica.
«Junto a la diócesis de Apartadó y la Asociación de los Consejos Comunitarios del Bajo Atrato (Ascoba), estamos organizando una “Campaña por la vida en la región del Atrato” con el objetivo de superar el bloqueo económico y social que desde hace siete años impide a la población navegar por el río del mismo nombre», se lee en el comunicado.
«Para alcanzar este objetivo –prosigue la nota— es necesario detener esta espiral de violencia y lograr garantías de respeto de los derechos humanos y de las normad de Derecho Internacional humanitario».
Y añade: «A las fuerzas militares pedimos que se abstengan de operaciones indiscriminadas que pongan en peligro la seguridad de los civiles, que no utilicen los espacios civiles para acciones militares, ni se alojen en sus casas, ni les involucren en tareas de “inteligencia” transformándolos en objetivos militares, ni señalen a los indígenas y a los campesinos entre los colaboradores de la guerrilla».
La diócesis de Quibdó, «Cocomacia» y «Orewa» exhortan a la guerrilla «a respetar los procesos organizativos de los indígenas y de los afrocolombianos y su autonomía territorial, cultural y social, a no usar los espacios de los civiles, a no presionar a las comunidades para que se unan al conflicto armado, a no reclutar a menores y a devolver a sus familias a los que ya fueron reclutados, así como a respetar el trabajo de las comisiones humanitarias (…)».
«A todos aquellos que han expresado en los últimos años solidaridad con las comunidades de las regiones del Atrato, pedimos que continúen apoyándonos en nuestros esfuerzos para garantizar las condiciones de una vida digna para todos», concluyen.