CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 12 enero 2004 (ZENIT.org).- Para Juan Pablo II la paz en Tierra Santa no podrá avanzar hasta que se abandone la lógica del odio, de la violencia y la represalia, o la de la humillación.

«La falta de resolución del problema israelo-palestino sigue siendo un factor de desestabilización permanente para toda la región, sin contar los inenarrables sufrimientos impuestos a las poblaciones israelí y palestina», afirmó este lunes al encontrarse con el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.

«No me cansaré jamás de repetir a los responsables de estos dos pueblos --confesó--: la opción por las armas, el recurso por una parte al terrorismo y por otra parte a las represalias, la humillación del adversario, la propaganda del odio, no llevan a ninguna parte».

«Sólo el respeto de las legítimas aspiraciones de unos y otros, el regreso a la mesa de la negociación y el compromiso concreto de la comunidad internacional pueden llevar a un inicio de solución», afirmó el pontífice.

«La auténtica y duradera paz no se puede reducir a un simple equilibrio entre las fuerzas presentes; es sobre todo el fruto de una acción moral y jurídica», al concluir el pasaje que dedicó al conflicto en Tierra Santa en su esperado discurso.