Obispo argentino alerta de la postura pro-aborto de una candidata a la Corte Suprema

Podría modificar la Constitución Nacional y legalizar el aborto en el país

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SAN LUIS, jueves, 15 enero 2004 (ZENIT.org).- El obispo de San Luis, monseñor Jorge Luis Lona, rechazó el jueves pasado la postura pro-aborto de Carmen Argibay –candidata a la Corte Suprema de Justicia argentina— denunciando que ha sido propuesta al cargo «para modificar la letra o el sentido de la Constitución Nacional, haciendo posible la legalización del aborto en Argentina».

«¿Cómo puede comprenderse la opinión públicamente manifestada por la Dra. Carmen Argibay, favorable al aborto porque corresponde al “derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo”?», cuestiona el prelado.

«Sólo puede comprenderse como una posición personal, que interpreta la misión para la cual ha sido propuesta –integrar la Suprema Corte de Justicia de la Nación– como un mandato moral para modificar la letra o el sentido de la Constitución Nacional, haciendo posible la legalización del aborto en la Argentina», advierte monseñor Lona.

Lejos de ser una decisión sobre el «propio cuerpo», el aborto es una «decisión mortífera sobre el cuerpo de otro ser humano –aclara el obispo argentino–. Los avances de la ciencia moderna han superado cualquier duda al respecto».

Además, la Constitución del país «afirma el derecho del niño a la vida “desde el momento de su concepción”».

Hace menos de dos meses –el 15 de noviembre de 2003– los obispos de Argentina reunidos en Asamblea Plenaria emitieron una importante declaración sobre la familia, en donde expresaron categóricamente su preocupación por «la existencia de proyectos de ley que pretenden legalizar el horrendo crimen del aborto».

«Nos hallamos dentro del plazo estipulado para que los ciudadanos, las organizaciones no gubernamentales y las asociaciones profesionales presenten objeciones a la candidatura de la Dra. Argibay ante el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos», advierte monseñor Lona.

Y hace un llamamiento: «Es la hora de los laicos, de los católicos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad dispuestos a defender el primero de los derechos humanos: el derecho a la vida».

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ZENIT Staff

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