Obispos italianos advierten: «Sin hijos no hay futuro»

En un mensaje por la XXVI Jornada por la Vida

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ROMA, viernes, 30 enero 2004 (ZENIT.org).- El egoísmo, la sociedad –que parece haber perdido conceptos como estabilidad y fidelidad— y los recursos económicos son los frentes sobre los que hay que actuar para impedir que el futuro se desvanezca por la falta de hijos, advierte el Consejo Permanente del episcopado italiano en su mensaje por la XXVI Jornada por la vida, que Italia celebra el 1 de febrero.

«Si hijos no hay futuro. Si los hijos son pocos, en una sociedad de adultos y ancianos, el futuro se desvanece. ¿A quién entregamos lo que somos, lo que a su vez nos dieron nuestros padres?», cuestiona el documento difundido a finales del pasado noviembre.

«Es verdad también lo contrario: sin futuro no hay hijos –advierte–. Cuando el horizonte se hace incierto o arriesgado, se percibe cada vez menos el deseo de donar la vida, el valor de tener hijos».

Ya Juan Pablo II, en su discurso al parlamento italiano del 14 de noviembre del 2002, habló de problemas humanos, sociales y económicos en la raíz de la crisis de nacimientos, llamando a un «compromiso responsable y convergente para favorecer una clara inversión de tendencia», recuerdan los prelados.

Y es que en la persona se observa una creciente preocupación por la realización personal, que es negativa «si degenera en un único objetivo». De hecho, «una subjetividad exagerada no concede espacio a nadie, ni a un hijo, a menos que no sea más que para gratificar el propio yo», constatan los obispos italianos.

Por otro lado, estabilidad y fidelidad son valores que no protagonizan la sociedad actual. Pero «los hijos son para siempre, requieren una familia sólida para poder crecer –recuerdan los prelados–, padres que les den amor toda la vida, establemente».

«También son un problema los recursos económicos»: es evidente que los hijos cuestan mucho «y la organización de nuestra sociedad les hace costar cada vez más» –reconocen–; es una «cruda realidad con la que deben medirse los padres», quienes cuentan con ayudas económicas y desgravaciones fiscales «que sin embargo no inciden de forma determinante» y que «están lejos de los niveles de otros países europeos».

En opinión de los obispos italianos, las ayudas económicas no resuelven estos problemas si el contexto no cambia; si el trabajo a tiempo parcial es una ilusión; si no hay guarderías suficientes; si las mujeres que dedican años de su vida a los hijos, cuando vuelven a las empresas se las considera profesionalmente superadas.

Los prelados italianos recuerdan además a los hijos que nunca tendrán un futuro porque se les sustrae radicalmente por la «persistente práctica del aborto».

Por todo ello, hacen un llamamiento a incidir en la familia, para vencer el egoísmo «que impulsa a considerar la generosidad, la comunión y la fraternidad como vicios de los perdedores, cuando en cambio la historia dice que a la larga son las virtudes de los vencedores».

Piden igualmente trabajar en el frente de la política, para que considere a la familia como lo que es: «el primer núcleo de la sociedad italiana», y en torno a la familia «construya un proyecto de Italia futura».

La Jornada para la Vida nació en 1979 y el tema de su primera edición fue «En defensa de la vida», la frase con la que los obispos pedían a las comunidades cristianas que no cerraran los ojos «a la tristísima realidad del aborto».

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ZENIT Staff

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