El porqué de la atracción por el mismo sexo en el niño

El padre John Harvey analiza la influencia familiar y social

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NUEVA YORK, sábado, 31 enero 2004 (ZENIT.org).- El padre John Harvey, Oblato de San Francisco de Sales, es el fundador de Courage, un apostolado católico parar adultos que se sienten atraídos por el mismo sexo, y co-editor de «Same-Sex Attraction: A Parent’s Guide» (Ignatius) – (Atracción por el Mismo Sexo: Una Guía para los Padres).

Ha compartido con Zenit la forma en que los padres pueden educar a sus hijos en una sana sexualidad humana.

–Usted ha mencionado que las situaciones familiares pueden contribuir a la atracción por el mismo sexo. ¿Hay alguna diferencia entre los niños que se encuentran en estas situaciones y los jóvenes que eligen experimentar la homosexualidad por influencia social?

–Padre Harvey: Hay una diferencia significativa entre un niño con atracción por el mismo sexo debido al ambiente familiar y aquel que lo hace por experimentar.

La diferencia es que los jóvenes que eligen experimentar son comparativamente pocos, incluso aunque parezca que se haya convertido en algo «fenomenal» a nivel de instituto (preparatoria) y universidad. Hablando en general, hay una alta probabilidad de que aquellos que lo hagan por experimentar tengan atracción por el mismo sexo y lo expresen en el periodo de la universidad.

No es común que alguien que piense que es heterosexual y venga de una familia sana dé el paso a la experimentación. Un trauma, como la violación de un o una adolescente, puede llevarle a sentir atracción por el mismo sexo en vez de por el opuesto.

Algunas veces hay un periodo en la adolescencia en el que aquellos que no se sienten atraídos por el sexo opuesto intentan una relación con el sexo opuesto, y no funciona. Descubren también que tener sexo con alguien del sexo opuesto no cura la atracción por el mismo sexo.

Algunas de las influencias sociales que llevan a la juventud a engancharse al comportamiento homosexual se pueden remontar al instituto (preparatoria). Muchos se sienten solos porque sienten atracción por el mismo sexo y no tienen buena cabida en el grupo. En la universidad, caen en un grupo de gente con atracción por el mismo sexo, que se consideran unos a otros como compañeros. Llegados a este punto, la experimentación puede darse entre personas que ya estaban predispuestas.

Cuanto más lo estudiamos, más nos percatamos de que la influencia del hogar tiene lugar muy pronto, en la secundaria, e incluso antes.

Pero es importante recordar que los adolescentes que piensan que sienten atracción por el mismo sexo, no están condicionados para el resto de su vida. Dicen que son «gays», pero puede que no lo sean.

Cuando los adolescentes dicen que se sienten incómodos entre sus compañeros del mismo sexo y se sienten atraídos por ellos, suelen también haber tenido dificultades de relación e identificación emocional y psicológica con su progenitor del mismo sexo — sólo que la realización de esta relación tensa no se manifiesta hasta mucho más tarde.

Debe observarse que la atracción por el mismo sexo puede también generarse por la relación del niño con el progenitor del sexo opuesto.

En los años que he pasado ofreciendo consejo a mujeres que sentían atracción por el mismo sexo, me he encontrado a un gran número de ellas que creían que dicha atracción se debe principalmente a la relación con su padre. Ambos progenitores tienen una gran influencia en el sentido de identidad de uno mismo. Puede también haber otras experiencias traumáticas fuera de la familia que contribuyen al desarrollo de la atracción por el mismo sexo.
<br> Aunque la mayoría de los casos de atracción del mismo sexo comienzan en la niñez, el periodo de la adolescencia se vuelve crítico: o el adolescente se inclina a actuar como homosexual, o el adolescente consigue ayuda y aprende a vivir una vida casta.

El adolescente también puede trabajar de modo gradual para superar o al menos minimizar su atracción homosexual con la ayuda de un buen terapeuta y un director espiritual.

–¿Qué se puede hacer por los hijos que tienen vidas familiares estables pero que comienzan a experimentar con la homosexualidad por influencia social?

–Padre Harvey: Si los padres saben que su hijo ha experimentado con actos homosexuales, se le debe ayudar a buscar la terapia de médicos de confianza.

Si hay una vida familiar estable en sentido pleno, donde el niño tiene una buena relación con ambos padres, entonces los padres necesitan simplemente seguir con el desarrollo de un ambiente familiar sano mientras permanecen atentos a la influencia externa sobre la familia, especialmente sobre el niño.

Estas «influencias externas» pueden emerger en la adolescencia y en los primeros años de universidad, cuando los jóvenes se encuentran en el ambiente universitario donde está considerado como algo «fenomenal» ser homosexual o bisexual. Si el individuo ya tiene cierto grado de atracción por el mismo sexo, puede que se deslice hacia actos homosexuales y, de esta manera, verse seducido por una forma homosexual de vivir.

Un ambiente familiar sano presupone que los niños aprenden a relacionarse bien con ambos padres. Si esto no se ve, hay problemas.

La influencia social y las dificultades pueden tener lugar si un adolescente sale con amigos que no están de acuerdo con los padres del adolescente y no tienen valores cristianos. Los padres necesitan hablar con sus hijos, dar a su hijo una cuidadosa instrucción sobre el fin y el significado de la sexualidad humana, y la belleza del matrimonio como unión de un hombre y una mujer. Pocas veces se hace. Pueden ayudar mucho los escritos de Christopher West sobre la «teología del cuerpo» de Juan Pablo II.

Los padres tienen miedo de decir a sus hijos qué hacer, y a los 18 años tienen la libertad de hacer lo que quieran. Los profesores más perniciosos para los jóvenes son los medios de comunicación.

–¿Qué ayuda se puede dar a los padres que creen que sus hijos están mostrando signos de atracción por el mismo sexo?

–Padre Harvey: Los padres suelen asustarse de que sus hijos tengan atracción por el mismo sexo pero no quieren buscar ayuda profesional para comprobar las tendencias interiores de su hijo.

El problema es que no se da a los padres un conocimiento real de las señales de inclinaciones homosexuales. Cuando alguien externo –un doctor, un psiquiatra, un sacerdote, un amigo– dice a los padres que su hijo puede sentirse atraído por el mismo sexo, los padres pasan un momento muy duro. No se lo quieren creer.

Muchos padres no escucharán, pero es necesario que algún adulto les haga darse cuenta de que su hijo está gritando ayuda –es necesario que logren ayuda para su hijo y que consigan informarse en qué es la atracción por el mismo sexo–. Hay libros que serán útiles, por ejemplo, el libro de Don Schmierer, «An Ounce of Prevention», (Una onza de prevención).

Los padres son a veces inasequibles, hay mucho de negativa. Los padres no quieren creer que sus hijos se sientan atraídos por el mismo sexo o que sus hijos llevarán un estilo de vida homosexual si no reciben ayuda.

Los padres que han ido más allá de la propaganda, según la cual un estilo de vida homosexual es normal y aceptable, piensan lo difícil que será para ellos y para su hijo. Piensan que no verán el matrimonio de su hijo y a sus nietos, y se sienten muy preocupados.

La manera de tratar a los padres que no entienden o no están dispuestos a ver las señales de la atracción por el mismo sexo es una cuestión muy difícil de responder, porque es muy duro saber qué hacer. Tras hablar unos meses con esos padres, se podrá considerar la forma de ayudar a los padres y al hijo.

Las señales de la atracción por el mismo sexo a veces están muy ocultas. Hay muchos problemas a la hora de interpretar los signos pero, con mucha frecuencia, se puede determinar por
la relación con sus padres, sus hermanos y sus compañeros del mismo sexo.

Es muy difícil, porque el hijo con frecuencia no dirá la verdad, sin embargo algo dará a entender a sus consejeros. Algunas veces los adolescentes que están traumatizados lo guardan dentro de sí mismos. Cuando finalmente lo dicen, no importa la edad, es posible ayudarles.

–¿Cómo es el ambiente psicológico sano necesario que los padres necesitan construir en su matrimonio y familia para prevenir o ayudar a afrontar la atracción por el mismo sexo en los hijos?

–Padre Harvey: Los padres que trabajan junto con sus hijos crean un sano ambiente psicológico. Un hogar en el que a los padres y a los hijos les gusta estar juntos, beneficiará a los hijos –independientemente de que sean heterosexuales o de que sientan atracción por el mismo sexo–.

Al mismo tiempo, los padres necesitan tener claro que se necesita tiempo para estar juntos, para mantener su matrimonio. Los pequeños necesitan ver que su padre y su madre se abrazan a menudo. Con frecuencia, niños con atracción por el mismo sexo vienen de un hogar donde no han visto a sus padres abrazarse.

Si un niño viene de un hogar sin signos de afecto entre sus padres o hermanos, es difícil que el niño con atracción por el mismo sexo pueda poner en orden sus afectos y atracciones.

Usted no puede hablar solo con sus chicos sobre homosexualidad, necesita un trasfondo. Primero, usted tiene que hablarles sobre teología y el plan de Dios para la persona humana, luego sobre la heterosexualidad, y después sobre la homosexualidad.

El mejor acercamiento para los padres que están solos es encontrar a alguien en la familia que dé al niño cierto compañerismo e instrucción, y desempeñe un papel de modelo. Una madre que esté sola necesita encontrar a un tío o alguien en la familia para relaciones con su hijo. Lo mismo sucede con un padre sólo en la relación con su hija. Es prerrogativa y privilegio de los progenitores hacer esto por sus hijos.

Curar la identidad sexual es un proceso largo. No tiene lugar de una vez. Puede comenzar a los 3 ó 4 años –cuando los niños comienzan a mostrar signos de atracción por el mismo sexo– y puede llegar a los años de la adolescencia y la mayoría de edad. Tiene que proponerse en una perspectiva más larga.

Hay dos factores útiles para los adolescentes: terapia profesional con un buen terapeuta que sea fiel a las enseñanzas de la Iglesia; y dirección espiritual y oración.

–El Catecismo de la Iglesia Católica (número 2358) dice que las personas con atracción por el mismo sexo no eligen su condición homosexual. Desde su punto de vista, ¿esto significa que no es un comportamiento aprendido?

–Padre Harvey: Una de las formas para «aprender» la actividad homosexual es cuando una persona es introducida en dicha forma de actividad por otra. Hay otras formas por las que uno puede aprender la actividad homosexual, como por ejemplo a través de las cosas que ve o lee. Sin embargo, la condición homosexual en sí misma se desarrolla generalmente de forma involuntaria.

No creo que ninguna persona elija sentirse atraído por el mismo sexo. La condición homosexual tiene raíces emocionales y es influenciada por actitudes mentales que tienen lugar debido a diversos acontecimientos externos.

No es una elección auténtica porque la persona normalmente no tiene control sobre las circunstancias y traumas que han influido en el desarrollo de su atracción por el mismo sexo. Una elección verdadera implica pleno conocimiento y advertencia en la mente y libertad en la voluntad.

La evidencia se inclina de modo evidente por el hecho de que las atracciones por el mismo sexo se deben en gran parte por causas de ambiente. No hay evidencias de homosexualidad innata –no existe–. Hay cientos de años de evidencias de que la atracción por el mismo sexo tiene relación con factores de ambiente e influencias psicológicas. Todas las evidencias anteriores a 1973 apuntan a factores de ambiente. Después vino la idea de que estaba relacionada con la genética. Hasta ahora, no hay evidencia de que sea genético.

Las personas que tienen atracción por el mismo sexo suelen concluir que ésa es su identidad. Pero la identidad está siempre en desarrollo, la maduración de las personas en su identidad lleva mucho tiempo.

Nuestra verdadera identidad es que somos criaturas de Dios, hombres y mujeres con inteligencia y voluntad libre. Y cuando somos bautizados, nos hacemos hermanos y hermanas de Jesucristo.

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ZENIT Staff

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