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Señor Presidente:
Le recibo con gusto en esta visita que ha querido hacerme, renovándome las muestras de afecto y estima al Papa que distinguen a los colombianos. Me complazco por la colaboración existente entre la Iglesia y las Autoridades de su País. Colombia está muy presente en mi recuerdo y en mi oración, pidiendo que sus gentes caminen sin desánimos hacia la auténtica paz social, rechazando cualquier forma de violencia y generando nuevas formas de convivencia por el camino seguro y firme de la justicia, promoviendo capilarmente desde todos los rincones de la nación unidad, fraternidad y respeto de cada uno.
Es hora de sedimentar bases firmes para la reconstrucción moral y material de vuestra comunidad nacional para el restablecimiento de una sociedad justa, solidaria, responsable y pacífica.
Le agradezco su visita y renuevo mis votos por el progreso espiritual y material de los colombianos, por su convivencia en concordia y libertad, a la vez que invoco del Altísimo toda clase de bendiciones sobre los amadísimos hijos e hijas de Colombia, sobre las familias, las comunidades eclesiales y las diversas instituciones públicas y quienes las rigen, a la vez que, confiando esos deseos a la maternal intercesión de Nuestra Señora de Chiquinquirá, Reina de Colombia, les imparto la Bendición Apostólica.
[Texto original distribuido por la sala de prensa de la Santa Sede]