CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 13 febrero 2004 (ZENIT.org).- Un asesor de Juan Pablo II considera que detrás del anuncio de la clonación de un embrión humano, que habrían realizado científicos estadounidenses y surcoreanos, se encuentra el deseo de hacer del ser humano material industrial.
El experimento de los científicos de la Universidad Nacional de Seúl, encabezados por el profesor Hwang Woo Suk, aparece en la revista «Science» y fue presentado este jueves en la reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia que reúne en Seattle (estado de Washington) a un millar de científicos de todo el mundo.
Para el obispo Elio Sgreccia, vicepresidente de la Academia Pontificia para la Vida, «desde el punto de vista ético esta pretendida clonación «terapéutica» es doblemente ilícita».
«En primer lugar –aclaró este viernes a los micrófonos de «Radio Vaticano»– la clonación tiene un procedimiento que va contra la naturaleza y, en segundo lugar, elimina al embrión clonado».
«Por tanto, si ya es algo monstruoso clonar a una persona, hacer una fotocopia según nuestra voluntad, lo es todavía más eliminar al embrión para sacar de él un uso terapéutico», añade.
«Se trata de un uso terapéutico que, científicamente, todavía no se ha demostrado», advierte. «No hay pruebas de que todo esto sirva para algo».
«Por el contrario –recalca el obispo, que también es director del Centro de Bioética de la Universidad del Sagrado Corazón de Roma–, hay pruebas de que para curar estas enfermedades son válidas y suficientes las células madre que se pueden sacar del adulto o del cordón umbilical».
«La insistencia en este camino de la clonación llamada «terapéutica», con fines «sorprendentes», da la idea de que se trata de una batalla política. Es decir, se busca alcanzar la libertad de hacer lo que se quiere con el embrión humano desde el punto de vista industrial».
El prelado aclara que desde el punto de vista moral ningún tipo de clonación humana puede está justificado. En primer lugar, porque se trata de una «reproducción asexual» y, en segundo lugar, porque el ser humano clonado carece de padre o de madre, pues procede del código genético de un solo individuo.
«Esta voluntad de dominar la constitución total de un individuo humano es, en sí misma inmoral», subraya.
Los científicos que han realizado el experimento dicen que con la clonación de embriones buscan curar enfermedades hoy incurables. Esto lleva a algunas personas a acusar a la Iglesia y a quienes se oponen a la clonación de «oscurantismo».
«Se trata de una acusación verdaderamente falsa, pues –como decía– para curar estas enfermedades los recursos son todavía pocos, pero ciertamente no vienen de las células de embriones», revela.
«Hasta ahora las técnicas que han dado buenos resultados han sido utilizando células madres de adulto», concluye.
«Se dan intereses políticos de quienes, dando resonancia a este tipo de logros, buscan crear expectativas entre la gente para suscitar quién sabe qué tipo de movimientos de esperanza. Cuando esto se hace de manera infundada es un engaño», subrayó.