Un libro revela aspectos inéditos de la historia del Movimiento de los Focolares

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Chiara Lubich en la presentación en Roma de «Un pueblo nacido del Evangelio»

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ROMA, martes, 17 febrero 2004 (ZENIT.org).- «Esto quiero testimoniar: que es Dios el autor de esta Obra», subrayó Chiara Lubich refiriéndose al Movimiento de los Focolares –del que es fundadora y presidenta— el viernes pasado en Roma en la presentación del libro que condensa en seiscientas páginas los sesenta años de historia de este carisma suscitado en la Iglesia.

Desde los comienzos bajo los bombardeos de 1943 en Trento (Italia) a los primeros pasos del diálogo ecuménico: de este relato se encarga «Un popolo nato dal Vangelo» («Un pueblo nacido del Evangelio – Chiara Lubich y los Focolares»), de Enzo Maria Fondi y Michele Zanzucchi (editado por la Sociedad San Paolo).

El volumen narra igualmente experiencias hasta ahora desconocidas en los países del ex régimen socialista de la Europa oriental, y las actividades desarrolladas en todos los ámbitos de la sociedad, de la política a la economía, del arte a la comunicación.

Presente en más de 180 países con su el proyecto de contribuir a la unidad de la familia humana, en la actualidad el Movimiento de los Focolares involucra a cuatro millones y medio de personas en el mundo, de las cuales casi la mitad son adherentes y simpatizantes –pertenecen también a Iglesias no católicas, a religiones no cristianas o no son creyentes–.

Para la fundadora de los focolares, el titulo del volumen refleja la realidad: «Precisamente esto es el Movimiento: es un pueblo –así lo definió el Papa— nacido del Evangelio», reconoció ante los micrófonos de «Radio Vaticana».

«De hecho, en los primeros tiempos, cuando surgió en los refugios de Trento, a causa de la guerra, mis primeras compañeras y yo sólo llevábamos con nosotras un pequeño Evangelio y éramos impulsadas, por el carisma que el Señor me había puesto en el corazón, a leerlo, a vivirlo, a ponerlo en práctica –relató–. Todo nació precisamente del Evangelio, todo ha salido de ahí. ¡Es nuestro libro de fundación!»

Numerosas autoridades civiles y religiosas, así como representantes de otras Iglesias y del Islam, quisieron estar presentes en la presentación del volumen, en la que se testimonió la fuerza de la acción del Espíritu Santo que suscita «la creatividad, el dinamismo y la variedad de los carismas en la Iglesia», constató monseñor Josef Clemens, secretario del Consejo Pontificio para los Laicos.

Sobre la experiencia, hasta ahora inédita, en los países del ex régimen socialista en la Europa oriental, comenzada en los años ’60, se centró monseñor Clemens, quien destacó que los focolarinos, todos médicos, no habían partido para ir «contra» un régimen: «Estaba en ellos sólo el amor por Jesús, muerto en la cruz, que gritaba al Padre su abandono», «un amor concreto al servicio del hombre que abrió brecha en los corazones».

El profesor Andrea Riccardi, fundador de la «Comunidad de San Egidio», deteniéndose en el perfil histórico del los Focolares, tocó la cuestión del papel de la mujer en la Iglesia: «Chiara muestra con su historia –afirmó— como existe un camino para darnos respuesta: es con el crecimiento del espacio carismático que crece también el de la mujer».

Para Chiara Lubich, el hecho de que una mujer tenga una gran influencia en la Iglesia es «muy normal», «porque en estos últimos tiempos ha salido a flote el perfil mariano de la Iglesia», constató.

«María –como afirma el teólogo Urs Von Balthasar y el propio Papa— no estaba presente sólo al inicio de la Iglesia, sino que se hace presente a lo largo de los siglos en diversos modos», añadió Lubich en «Radio Vaticana».

«Existe un estrecho vínculo, por ejemplo, entre María y los carismas que el Espíritu Santo ha enviado a la tierra –aclaró–: en el pasado han formado muchas familias religiosas, ahora estos nuevos carismas forman en cambio muchos movimientos».

«Como el Espíritu Santo es libre, puede dar el carisma a un hombre y también a una mujer. Cuando una mujer encuentra que lo tiene, por fuerza debe hacerlo “funcionar” y se convierte en responsable de eso que el carisma suscita, de aquel movimiento. No es algo extraño», concluyó.

Más información en www.focolare.org.

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ZENIT Staff

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