CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 27 febrero 2004 (ZENIT.org).- Con ocasión del XXV aniversario de su pontificado y agradecido «por todo lo recibido desde la infancia de la escuela carmelitana de espiritualidad», Juan Pablo II regaló al convento de los Carmelitas Descalzos de Wadowice, su pueblo natal, su anillo papal para decorar el cuadro de San José.
El próximo 19 de marzo –fiesta del esposo de la Virgen María–, durante la celebración de la Eucaristía que presidirá el cardenal Franciszek Macharski –arzobispo de Cracovia–, será el momento de la decoración del cuadro, en presencia de varios obispos polacos y representantes de la orden religiosa.
El acontecimiento, que ha suscitado mucho interés en toda Polonia –confirman los Carmelitas–, estará precedido por la celebración de una novena.
Con su regalo, Juan Pablo II se inspiró en el gesto de su predecesor, el beato Juan XXIII, quien el año de la apertura del Concilio Vaticano II ofreció su anillo papal para la decoración de la mano de San José en la concatedral de Kalisz.
«Inspirándose en el Evangelio, los padres de la Iglesia desde los primeros siglos han subrayado que san José, así como tuvo un amoroso cuidado de María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, así custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de quien la Virgen santa es figura y modelo (Cf. Redemptoris Custos, 1)», dice el Papa en su bula.
Fechado el 16 de octubre pasado, día en que Juan Pablo II cumplió 25 años en la sede petrina, el texto recoge el agradecimiento del Santo Padre al «solícito defensor de Cristo por su protección».
«En mi ciudad natal –expresa el Papa– san José, el segundo Patrón de mi Bautismo, otorga su protección al Pueblo de Dios desde la iglesia de los Carmelitas Descalzos “de la Colina”, en la que es venerado en el cuadro del altar principal».
«Ofrezco en el XXV año de mi Pontificado el anillo papal para una decoración del cuadro de quien alimentaba al Hijo de Dios, venerado en la Iglesia carmelitana wadowicese», prosigue.
«Que este anillo, símbolo del amor esponsal, que se colocará sobre la mano de san José en el cuadro de Wadowice, recuerde a sus devotos que la Cabeza de la Sagrada Familia es “el hombre «justo» de Nazaret –exhorta el Papa–, que posee sobre todo las claras características del esposo, el cual se mantuvo hasta el final fiel a la llamada de Dios (…) y fue depositario del mismo amor por cuyo poder el eterno Padre nos ha predestinado a ser sus hijos adoptivos por obra de Jesucristo”».
Juan Pablo II da también las gracias a los Carmelitas Descalzos, «custodios fieles de la iglesia de Wadowice», «por todo lo que desde mi infancia recibí de la escuela carmelitana de espiritualidad».
Finalmente exhorta a los religiosos a que «deseen, con el ejemplo de su santa Madre Teresa de Jesús, contemplar en san José el modelo perfecto de la intimidad con Jesús y con María, Patrono de la oración interior y del infatigable servicio a los hermanos».