CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 20 febrero 2004 (ZENIT.org).- Aplaudiendo los progresos de las ciencias biomédicas, Juan Pablo II ha puesto también en guardia frente a las consecuencias negativas que puede acarrear su uso inadecuado para la vida humana.

Así se expresa en un mensaje --difundido este viernes por la Sala de Prensa vaticana-- a los miembros de la Academia Pontificia para la Vida con ocasión de la celebración, el jueves, del décimo aniversario de su fundación.

Los progresos de las ciencias biomédicas «dejan entrever perspectivas prometedoras para el bien de la humanidad y el tratamiento de enfermedades graves y desconsoladoras», reconoce el Papa en su mensaje.

Sin embargo, estos progresos «no raras veces presentan serios problemas en relación al respeto de la vida humana y de la dignidad de la persona», advierte.

Se verifica «el dominio creciente de la tecnología médica sobre procesos de la procreación humana, los descubrimientos en el campo de la genética y de la biología molecular, los cambios en la gestión terapéutica de los pacientes graves, junto a la difusión de corrientes de pensamiento de inspiración utilitarista y hedonista».

«Son factores que pueden llevar a conductas aberrantes –alerta el Papa-- así como a la redacción de leyes injustas en relación con la dignidad de la persona y el respeto exigido desde la inviolabilidad de la vida inocente».

Es un contexto en el que «es necesario sensibilizar cada vez más a los investigadores, especialmente a los del ámbito biomédico, sobre el beneficioso enriquecimiento que puede surgir de conjugar el rigor científico con las instancias de la antropología y de la ética cristiana», pide el Santo Padre.