CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 19 febrero 2004 (
Ya había anticipado la Academia que el primer día de las sesiones se convertiría en un recuerdo a las enseñanzas del Papa sobre la vida --que dieron origen a esta institución vaticana-- y en un homenaje a Lejeune, genetista de fama mundial que en 1958 descubrió la anomalía genética que provoca el síndrome di Down.

El 27 de febrero de 1999, Juan Pablo II reveló en un discurso que Lejeune «quiso decididamente esta nueva institución, casi como su testamento espiritual, para la salvaguardia de la vida humana, previendo las crecientes amenazas que se cernían en el horizonte».

Tras la Misa de apertura, presidida por el cardenal Javier Lozano Barragán –presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud--, el profesor Juan de Dios Vial Correa hizo un recorrido por estos diez años de actividad de la Academia que preside, en los que temas como la naturaleza del embrión humano, la eutanasia o el encarnizamiento terapéutico han centrado la reflexión de sus miembros.

Durante las intervenciones, uno de los momentos de mayor intensidad se vivió cuando, al recordar la talla moral y espiritual del profesor Jérôme Lejeune, el cardenal Fiorenzo Angelini --presidente emérito del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud— propuso la apertura del proceso de beatificación de quien fuera uno de los más destacados genetistas del siglo XX.

La propuesta fue acogida por el aplauso en pié de la asamblea –describe «Radio Vaticana»-- y por el conmovedor abrazo que dio al purpurado la esposa del profesor Lejeune, fallecido en abril de 1994.

A él se refirió el cardenal Angelini como un científico que vivió con heroísmo su fe cristiana en la profesión, que acompañó «de la sencillez» y «de la alegría de servir a la vida con plena dedicación y total desinterés».

En este sentido, el testimonio del profesor Lejeune es un modelo de limpidez en un mundo donde, sobre todo en lo relativo al ámbito bioético, son muchas las presiones que van en contra de la tutela de la vida humana.

Oficiales de la Curia Romana, doctores y expertos de genética, bioética, ética médica, reproducción humana, teología moral y psicología reflexionarán desde el viernes sobre «La dignidad de la procreación humana y las tecnologías reproductivas: aspectos éticos y antropológicos», tema de este año.

Los trabajos se prolongarán hasta el domingo, día en que se presentarán las conclusiones y las propuestas para la reunión del 2005.

La Academia, instituida por Juan Pablo II el 11 de febrero de 1994, tiene por objetivos estudiar, informar y formar sobre los principales problemas de biomedicina y de derecho relativos a la promoción y a la defensa de la vida, sobre todo en la relación directa que éstos tienen con la moral cristiana y las directivas del Magisterio de la Iglesia.