Juan Pablo II pide una mayor atención para los monaguillos

«Vivero de vocaciones» al sacerdocio, recuerda

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 abril 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha pedido a las comunidades parroquiales, y en particular a los sacerdotes, que presten una mayor atención a los monaguillos, niños y jóvenes que ayudan en el servicio al altar, pues constituyen un «vivero de vocaciones sacerdotales».

El pontífice lanza su petición en la tradicional Carta que envía a los sacerdotes del mundo con motivo del Jueves Santo en la que presta particular atención a la oración y al compromiso de la Iglesia para suscitar vocaciones a la vida consagrada.

«Cuidad especialmente de los monaguillos, que son como un «vivero» de vocaciones sacerdotales», explica el Papa en la misiva que escribe desde hace 25 años a los presbíteros del mundo en esta fecha, en la que se celebra los momentos en que Jesús instituyó la Eucaristía y el sacerdocio en la última cena.

«El grupo de acólitos, atendidos por vosotros dentro de la comunidad parroquial, puede seguir un itinerario valioso de crecimiento cristiano, formando como una especie de pre-seminario», aclara.

«Aprovechando la colaboración de las familias más sensibles y de los catequistas, seguid con solicitud al grupo de los acólitos para que, mediante el servicio del altar, cada uno de ellos aprenda a amar cada vez más al Señor Jesús, lo reconozca realmente presente en la Eucaristía y aprecie la belleza de la liturgia», sugiere el Santo Padre.

«Todas las iniciativas en favor de los acólitos, organizadas en el ámbito diocesano o de las zonas pastorales, deben ser promovidas y animadas, teniendo siempre en cuenta las diversas fases de edad», subraya.

El Papa Karol Wojtyla se remite a su experiencia de arzobispo de Cracovia, cuando pudo apreciar, según revela, «lo provechoso que es dedicarse a su formación humana, espiritual y litúrgica».

«Cuando niños y adolescentes desempeñan el servicio del altar con alegría y entusiasmo, ofrecen a sus coetáneos un elocuente testimonio de la importancia y belleza de la Eucaristía», aclara.

«Gracias a la gran sensibilidad imaginativa propia de su edad, y con las explicaciones y el ejemplo de los sacerdotes y de los compañeros mayores, también los más pequeños pueden crecer en la fe y apasionarse por las realidades espirituales», asegura el Santo Padre.

«En la regularidad de las celebraciones dominicales y diarias, los acólitos se encuentran con vosotros, en vuestras manos ven «realizarse» la Eucaristía, en vuestro rostro leen el reflejo del Misterio, en vuestro corazón intuyen la llamada de un amor más grande», dice el Papa en su misiva a los sacerdotes.

«Sed para ellos padres, maestros y testigos de piedad eucarística y santidad de vida», concluye.

Al presentar este martes a la prensa la Carta del Papa a los sacerdotes, el cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, que en la promoción de vocaciones al sacerdocio la atención a los monaguillos es decisiva.

«Si los niños y los jóvenes ven en el sacerdote la alegría de ser ministros de Cristo y depositarios de los misterios divinos, la generosidad para administrar los sacramentos, en particular la Reconciliación y la Eucaristía, entonces se preguntarán si no puede ser esta» «la opción más llena de felicidad para sus vidas», afirmó el purpurado colombiano.

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ZENIT Staff

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