Los obispos aconsejan a los padres que no se dejen confundir «ante las muchas cosas inexactas y confusas» que se han dicho sobre la clase de religión.
«Todo sigue básicamente igual para vosotros. Podéis –y bien sabéis que debéis– inscribir a vuestros hijos en la clase de religión o, en su caso, procurar que ellos mismos se inscriban. Que nadie os estorbe. Es vuestro derecho propio y constitucional», afirman.
Recuerdan que el estudio de la religión es «un instrumento precioso» para que los niños y jóvenes comprendan que «creer en Dios ilumina las preguntas más profundas que ellos mismos llevan en el alma y que Jesucristo es la revelación plena del misterio de Dios y del camino del ser humano».
Añaden que los alumnos «aprenderán a valorar lo bueno que hay en otras religiones y a respetar la dignidad sagrada de todos los hombres, creyentes o no».
Los obispos agradecen a los padres que en inmensa mayoría pidan «esta enseñanza curso tras curso con plena libertad y constancia admirable».
Las delegaciones de enseñanza de cada diócesis son las encargadas de enviar esta carta a los profesores de religión, que a su vez las entregarán en los colegios, públicos y privados, y en las parroquias.