CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 6 mayo 2004 (ZENIT.org).- Entre los numerosos méritos del san Pío V, Papa entre 1566 y 1572, Juan Pablo II ha subrayado su amor por la Virgen María que le llevó a la institución de la fiesta del Rosario.
En una carta enviada al obispo de la diócesis italiana de Alessandria, monseñor Fernando Charrier, con motivo del quinto centenario del nacimiento, el Santo Padre ha recordado el ejemplo de aquel pontífice.
«El celo apostólico, la constante tensión hacia la santidad, el amor a la Virgen, que caracterizan la existencia de san Pío V sean para todos estímulo para vivir con un compromiso más intenso su propia vocación cristiana», afirma la carta pontificia.
«De manera especial, quisiera invitar a imitarle en la filial devoción mariana, redescubriendo la sencilla y profunda oración del Rosario que quise recordar en la carta apostólica «Rosarium Virginis Mariae»», continúa el Santo Padre.
«Gracias al rezo fervoroso del Rosario, se pueden obtener gracias extraordinarias, por intercesión de la celestial Madre del Señor», reconoce Juan Pablo II.
La fiesta de la Virgen del Rosario fue instituida por aquel Papa tras la victoria de Lepanto, el 7 de octubre de 1571 y desde entonces es celebrada por la Iglesia.
«A María, Reina del santo Rosario, en este inicio del tercer milenio, he confiado con el rezo del Rosario el bien precioso de la paz y el reforzamiento de la institución familiar», recuerda el Papa.
Antonio Ghisleri, elegido Papa en 1566 con el nombre de Pio V, nació en Bosco Marengo, en la provincia de Alessandria, en 1504.
A los 14 años entró en la Orden de los Frailes Predicadores (dominicos). Tras su ordenación sacerdotal, fue superior provincial, inquisidor, obispo de Sutri y Nepi, hasta llegar a ser cardenal.
Se comprometió como cardenal y Papa, en reformar las costumbres en la Iglesia, particularmente en la lucha contra la simonía y el nepotismo en la Curia romana.
A los numerosos parientes que acudieron a Roma con la esperanza de recibir privilegios, en una ocasión, Pío V les dijo que un familiar del Papa se puede considerar suficientemente rico si no experimenta la indigencia.
Entre las reformas pastorales que promovió, en línea con el Concilio de Trento, destacan el deber de residencia para los obispos, el respeto de la clausura para los sacerdotes, la vida de celibato para los sacerdotes, las visitas pastorales de los obispos, la promoción de las misiones. Fue canonizado en 1712.