MANAGUA, lunes, 12 julio 2004 (ZENIT.org).- En el contexto de la celebración el próximo agosto del debate pospuesto sobre la despenalización del aborto «terapéutico», el episcopado de Nicaragua ha hecho un llamamiento a los diputados de la Asamblea Nacional a ser coherentes con el ordenamiento jurídico del país, que protege la vida humana.
«Hemos asistido con desconcierto y desconsuelo al argumento de la despenalización del delito del mal llamado aborto terapéutico, bajo la figura de “razones terapéuticas”», un argumento con el que se crea «la confusión de que no existe el delito», denuncia un Pronunciamiento de la Conferencia Episcopal de Nicaragua recibido en Zenit el pasado jueves.
«Advertimos a los legisladores que esta situación es más grave aún por el hecho de que tienden a perder, en la conciencia colectiva, el carácter de «delito» y a asumir paradójicamente el de «derecho», hasta el punto de pretender con ello un verdadero y propio reconocimiento legal por parte del Estado y la sucesiva ejecución mediante la intervención gratuita de los mismos agentes sanitarios», dice el documento.
Pero «defender la vida es cuestión de humanidad, no específicamente de una religión o grupo determinado», explica la nota firmada por monseñor Juan Abelardo Mata Guevara, obispo de Estelí y presidente del Departamento Episcopal de Vida y Familia».
Por ello «los católicos, en esta grave circunstancia, tienen el derecho y el deber de intervenir para recordar el sentido más profundo de la vida y la responsabilidad que todos tienen ante ella», aclara.
Y primer derecho de la persona humana «es su vida», un «derecho universal», recuerdan los obispos, alertando a los legisladores nicaragüenses de que «la gravedad del aborto se mide en dos aspectos: el hecho de eliminar una vida, de la que el hombre no es su dueño, pues el único dueño de la vida es Dios, y que sea la de un ser humano inocente, o sea sin posibilidad de defenderse».
Igualmente reafirman los prelados «que desde el inicio de la vida humana existe la dignidad y el derecho primordial a la vida misma reconocida, protegida y garantizada por nuestro sistema jurídico».
De ahí que «pretender legitimar el crimen del aborto, cometido contra el ser mas vulnerable, indefenso, inocente y pobre, rompe la coherencia del ordenamiento jurídico vigente que tipifica el aborto como un delito en aras de proteger el derecho a la vida y es una contradicción con los principios humanísticos, culturales, éticos y morales de nuestra sociedad».
En efecto, el reconocimiento del derecho a la vida y su protección lo recoge la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, la Declaración de los Derechos del Niño de 1959, la Convención Americana de Derechos Humanos (conocida como «Pacto de San José»), la Constitución de Nicaragua y el propio Código Civil del país, el Código de la Niñez y Adolescencia y la Ley Creadora del Ministerio de la Familia –enumera el episcopado–.
«El Estado y la Sociedad, tienen el deber primordial de velar por los mas desvalidos y necesitados», por eso los prelados llaman a los diputados de la Asamblea Nacional a poner «todos sus esfuerzos en la protección irrestricta de la vida humana de los nicaragüenses no nacidos», «que son anteriores a la institución del Estado, el cual les reconoce de manera inherente y fundamental».
El pronunciamiento íntegro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua está disponible en la sección de «Documentos» de Zenit.org.