Familia y juventud encabezan las prioridades de la Iglesia en Papúa Nueva Guinea

Las 19 diócesis católicas concluyen su Asamblea General

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RABAUL, viernes, 16 julio 2004 (ZENIT.org).- Los informes de las diócesis católicas de Papúa Nueva Guinea reunidas en Asamblea General (5 al 11 de julio) han coincidido en señalar la vida familiar y la juventud como las prioridades para la Iglesia en el archipiélago.

De hecho, durante la reunión concluida en Rabaul, se hizo hincapié en que una buena base familiar, que implique la guía de ambos progenitores, es la clave para la armonía familiar, social, física y espiritual, así como para un desarrollo positivo en todos los aspectos de la vida, según resume el boletín de la Asamblea enviado a Zenit.

Más de 150 delegados –entre sacerdotes, religiosos, laicos, catequistas, agentes de pastoral, docentes y sanitarios— procedentes de las 19 diócesis del país han tenido oportunidad de analizar la situación de una comunidad eclesial que actualmente cuenta con 1,3 millones de fieles de un total de 5 millones de habitantes.

Un año y medio de trabajo e investigación han destinado las diócesis a preparar la Asamblea, en la que también se han reconocido como prioridades para la Iglesia en el país, entre otras, la educación, la formación del clero y de los laicos y la lucha contra el Sida.

De hecho, en el sector educativo las confesiones cristianas y en particular la Iglesia católica desempeñan un papel fundamental, supliendo la incapacidad del Estado para gestionar completamente por sí mismo la educación de los jóvenes.

«Visión, Misión y Prioridades» se plasman en el documento surgido de la consulta previa entre las diócesis para orientar la actividad pastoral del nuevo milenio, un plan adoptado por la Asamblea General.

«Visión: nosotros, la Iglesia Católica en Papúa Nueva Guinea estamos vivos en Cristo, dando testimonio del amor de Dios en el mundo», expresa el texto.

«Llamados por el Padre, enviados por Jesús y movidos por el Espíritu», la «Misión» consiste en «promover el Reino de Dios, testimoniando la Buena Nueva, impulsando el crecimiento en santidad y animando la plena participación de los fieles en la Iglesia y en la sociedad para transformar el mundo».

Para «cumplir nuestra misión necesitamos desarrollar un Plan Nacional de Pastoral que considere las siguientes prioridades» –enumera por último–: «vida familiar, juventud, catequesis, educación y formación a todos los niveles, Justicia, Paz e Integridad de la Creación, y Salud, Sida y Educación».

Durante la Asamblea, los delegados difundieron además una declaración de condena sobre las divisiones e intereses económicos y de poder que actualmente afectan a la clase dirigente, en particular al Parlamento.

Según la declaración, pagan el precio de esta situación las regiones periféricas –abandonadas a sí mismas–, los jóvenes –que con dificultad pueden permanecer en la escuela por los elevados costes de la educación– y el sector sanitario, permanentemente escaso de financiación.

El presidente nacional del comité de la Asamblea General, el obispo auxiliar de Mount Hagen, monseñor Douglas Young, agradeciendo a todos los participantes su colaboración para hacer de la reunión un éxito, reconoció que se asiste en el país a la transformación de una Iglesia de misión a una Iglesia dependiente de sí misma, mucho más activa en su evangelización y que está asumiendo un rostro propio de origen, haciendo también más hincapié en la participación de los laicos.

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ZENIT Staff

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