CASTEL GANDOLFO, domingo, 18 julio 2004 (ZENIT.org).- «Escuchar la Palabra de Dios», la actividad «más importante de nuestra vida», es el eje de la vida interior, para cuyo redescubrimiento las vacaciones ofrecen una oportunidad propicia, explicó este domingo Juan Pablo II ante numerosos peregrinos que llenaban el patio del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo.
A la localidad, a unos 30 kilómetros al sur de Roma, llegó el Santo Padre en la tarde del sábado después de haber disfrutado de doce días de descanso en la localidad de Les Combes, el Valle de Aosta (Alpes italianos).
En medio de la calurosa acogida que le dieron los fieles, el Papa aprovechó su intervención de este domingo antes de rezar el Ángelus para meditar el episodio del evangelio dominical, que relata la estancia de Jesús en casa de Marta y María (Cf. Lc 10, 38-42).
«Mientras Marta está ocupada en las tareas domésticas –describió el pontífice–, María está sentada a los pies del Maestro y escucha su palabra. Cristo afirma que María “ha elegido la mejor parte, que no le será quitada”». Y es que «escuchar la Palabra de Dios es lo más importante en nuestra vida», reconoció Juan Pablo II.
De hecho, «Cristo está siempre en medio de nosotros y desea hablar a nuestro corazón», y es posible escucharle «meditando con fe la Sagrada Escritura, recogiéndonos en la oración privada y comunitaria» o «deteniéndonos en silencio ante el Tabernáculo, desde el cual Él nos habla de su amor», enumeró el Papa.
En este contexto, señaló el domingo como el día en que los cristianos están llamados especialmente «a encontrar y escuchar al Señor».
Para ello, la oportunidad central del día es la Santa Misa, «en la que Cristo prepara para los fieles la mesa de la Palabra y del Pan de vida».
«Pero otros momentos de oración y reflexión, de descanso y fraternidad pueden contribuir útilmente a santificar el día del Señor», recordó el Papa.
Además, cuando «por la acción del Espíritu Santo, Dios hace morada en el corazón del creyente, se hace más fácil servir a los hermanos» –reveló el Papa–, como «sucedió de forma singular y perfecta en María Santísima».
«A Ella confiamos este período de vacaciones, a fin de que se valore como tiempo propicio para redescubrir la primacía de la vida interior», concluyó.
Después de rezar el Ángelus el Papa se dirigió a los «queridísimos ciudadanos» de Castel Gandolfo, a los que agradeció su bienvenida, y los peregrinos presentes. A todos saludó en francés, inglés, español e italiano presentándoles a la Virgen como modelo de vida cristiana y deseándoles la gracia y la paz del Señor en estos meses de verano.
Igualmente saludó cordialmente al cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano y titular de la diócesis de Albano –de la que depende la localidad de Castel Gandolfo–, así como a los obispos diocesanos, monseñor Agostino Vallini y monseñor Paolo Gillet (auxiliar), al párroco y a sus colaboradores, y a las autoridades del lugar.
El próximo miércoles el Papa reanudará las audiencias generales.