Durante el acto, que tuvo lugar en la residencia oficial de los Pinos, el presidente Fox calificó la medicina genómica como un asunto estratégico y prioritario para el progreso del país,

Sin embargo, señaló, ningún adelanto científico, sin importar su relevancia o su conveniencia, debe pasar por encima de los derechos, la libertad y la dignidad fundamentales de las personas, y que éste es un principio que todos comparten.

Por su parte, el secretario de Salud, Julio Frenk Mora, principal impulsor del proyecto, dijo que la medicina genómica no guarda relación alguna con la clonación humana, ni con la manipulación de embriones, ni con la reproducción asistida.

«La manipulación de células de embriones humanos no ha estado ni está en la agenda científica del Instituto», señaló.

En una declaración hecha el 13 de mayo de 2004 --de la cual dio cuenta Zenit-- el episcopado mexicano había señalado que en la ley por la cual se creaba el Instituto Nacional de Medicina Genómica, se eliminó la cláusula donde quedaba prohibida, de manera expresa, la clonación humana.

También los prelados mostraron su preocupación por el respeto a la identidad genómica de los mexicanos, la prohibición que debe pesar sobre patentes o usos con fines comerciales de este patrimonio y los problemas de discriminación que podría acarrear la difusión de la información genética de las personas.

Tanto el presidente Fox como el secretario Frenk insistieron en que el Instituto no va a violar la dignidad de las personas ni va a ser utilizado para clonar embriones humanos. Aunque, desde el punto de vista legal, la aprobación del Instituto por diputados y senadores deje esta puerta abierta, según afirmaron en su momento los obispos mexicanos.