El Papa entrega el icono de Kazan para que regrese a Rusia

El patriarca Alejo II recibirá la imagen el sábado en Moscú

Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 25 agosto 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II entregó este miércoles a una delegación vaticana el icono de la Madre de Dios de Kazan para que lo lleve el próximo sábado 28 de agosto al patriarca ortodoxo de Moscú, Alejo II.

Un solemne acto de despedida, veneración y entrega del icono congregó en el Vaticano a unos siete mil peregrinos, que durante una liturgia de la Palabra presidida por el Santo Padre se despidieron de este icono ruso que hasta el día de hoy estaba custodiado en los apartamentos papales.

El icono, considerado como el de mayor veneración entre los fieles ortodoxos rusos, fue sacado de ese país en los años veinte del siglo pasado.

Después de largas permanencias en diferentes lugares, la imagen fue recuperado por un grupo católico que primero lo custodió en una capilla en Fátima (Portugal), en tiempos del comunismo, y después lo entregó hace más de diez años a Juan Pablo II.

Mientras el coro del Colegio Pontificio Ruso en Roma entonaba la letanía mariana, el icono, envuelto en un manto dorado, fue portado por un diácono en procesión por el pasillo central del Aula Pablo VI. A su paso, los fieles podían tocar la venerada imagen de la Virgen.

Juan Pablo II llevaba una estola roja y mostraba buen aspecto. Con dicción bastante clara pidió al cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que entregue el icono a «nuestro hermano el patriarca Alejo II, y a través de él a la santa Iglesia ortodoxa rusa y a todo el pueblo ruso».

El Papa compuso una oración dirigida a la Madre de Dios de Kazan, leída en ruso, en la que le pide que «regrese en medio de los hermanos y hermanas de la santa Rusia como mensajera de comunión y de paz».

El obispo de Roma, en la homilía pronunciada durante el solemne acto de despedida del icono, confirmó que «desde el comienzo deseé que este icono regresara al suelo de Rusia».

Desde hace más de diez años, reconoció, «ha estado a mi lado y me ha acompañado con su mirada maternal mi servicio cotidiano a la Iglesia», añadió dejando espacio a las confidencias.

«Cuántas veces, desde aquel día, invoqué a la Madre de Dios de Kazan, pidiéndole que proteja y guíe al pueblo ruso que le es devoto, y que llegue cuanto antes el momento en el que todos los discípulos de su Hijo, reconociéndose hermanos, sepan recomponer en plenitud la unidad perdida», concluyó.

Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación

@media only screen and (max-width: 600px) { .printfriendly { display: none !important; } }