«¡La Iglesia tiene necesidad de la Acción Católica!», exhorta Juan Pablo II

En un mensaje al Congreso Internacional de la asociación

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 3 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Reconociendo la necesidad que tiene la Iglesia de la «Acción Católica» (AC), Juan Pablo II ha pedido relanzar esta asociación con la «humilde y valiente decisión de recomenzar desde Cristo».

Así lo escribe en el mensaje que ha enviado al Congreso Internacional sobre la Acción Católica, que se celebra entre Roma y Loreto del 31 de agosto al 5 de septiembre –promovido por el Forum Internacional de la asociación y la Acción Católica Italiana, con la colaboración del Consejo Pontificio para los Laicos.

El lema se inspira en una invitación que lanzó el Santo Padre a esta asociación hace dos años: «Duc in altum, Acción Católica. ¡Ten el valor del futuro!».

El encuentro será clausurado por el mismo Juan Pablo II este domingo, 5 de septiembre, en el santuario mariano de Loreto, donde elevará a los altares a tres grandes promotores de la AC: los jóvenes laicos italianos Alberto Marvelli y Pina Suriano y el sacerdote catalán Pere Tarrés i Claret.

Lejos de nacer «de una elección voluntarista» «tener el valor del futuro» es una «actitud» «que toma consistencia e impulso de la memoria del don precioso que ha sido, desde su nacimiento, la Acción Católica», explica el Papa.

Y es que la AC «ha sido fuerza de agregación, estructurante y propulsora –recuerda– de aquella corriente contemporánea de promoción del laicado que encontró solemne confirmación en el Concilio Vaticano II».

De hecho, «en ella generaciones de fieles han madurado la propia vocación a lo largo de un camino de formación cristiana que les ha llevado a la plena conciencia de la propia corresponsabilidad en la construcción de la Iglesia, estimulando el impulso apostólico en todos los ambientes de vida», prosigue.

«Hoy me urge repetir una vez más: ¡la Iglesia tiene necesidad de la Acción Católica!», exhorta Juan Pablo II en su mensaje.

La Acción Católica «siempre ha sido, y todavía hoy debe ser –señala el Papa– forja de formación de fieles que, iluminados por la Doctrina Social de la Iglesia, están comprometidos en primera línea en la defensa del don sagrado de la vida, en la salvaguarda de la dignidad de la persona humana, en la realización de la libertad educativa, en la promoción del verdadero significado del matrimonio y de la familia, en el ejercicio de la caridad hacia los más necesitados, en la búsqueda de la paz y de la justicia en la aplicación de los principios de subsidiariedad y de solidaridad en las diferentes realidades sociales que interactúan entre sí».

Según explica el Papa, recordar el pasado no debe implicar nostalgia, sino que «debe convertirse en toma de conciencia de un precioso don que el Espíritu Santo ha dado a la Iglesia, una herencia que está llamada, en este alba del tercer milenio, a suscitar nuevos frutos de santidad y de apostolado» extendiendo la asociación «a muchas otras Iglesias locales de distintos países».

De hecho, actualmente la Acción Católica tiene entre sus miembros a sesenta santos y beatos, a los que se añadirán los beatos de este domingo, «convincentes modelos de coherencia Evangélica», en palabras del Santo Padre, quien les beatificará durante su peregrinación a Loreto del próximo domingo.

Indica el Papa a Acción Católica que «ha llegado el momento para aquel relanzamiento del que dan testimonio vuestras multiformes realidades». Y es que «muchos son los indicios que hacen confiar en el “kairós” de una nueva primavera del Evangelio», constata.

Pero esta «gran responsabilidad» «requiere una humilde y valiente decisión de recomenzar desde Cristo, en la conciencia de estar sostenidos por la fuerza omnipresente del Espíritu», subraya.

Se trata –añade el Papa– de «una gran tarea» en la que «pueden ser involucrados» «todos los fieles laicos conscientes de su propia vocación bautismal y de los tres compromisos –sacerdotal, profético y real– que de ella brotan».

La Acción Católica –asociación de laicos que en general tienen su punto de agregación y referencia en la parroquia– hunde sus raíces en 1867, en la Sociedad de la Juventud Católica Italiana, aprobada al año siguiente por Pío IX. Fue establecida con el nombre y configuración actuales por el Papa Pío XI (1922-1939).

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ZENIT Staff

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