CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 8 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II rezó este miércoles por la liberación de todos los secuestrados en Irak, en particular por dos jóvenes italianas, en un inesperado acto de oración que presidió durante la audiencia general en el Vaticano.
El acto acabó con una oración de los fieles en el que uno de los colaboradores del Santo Padre rezó «por las numerosas personas secuestradas en la atormentada tierra de Irak y, en particular, por las dos jóvenes voluntarias italianas, secuestradas ayer en Bagdad».
Elevó la plegaria «para que sean tratadas con respeto y sean devueltas pronto incólumes al amor de sus seres queridos, roguemos al Señor».
Ante los ocho mil peregrinos congregados en el Aula Pablo VI, el Papa cerró la oración dirigiéndose a Dios para que la humanidad comprenda que «la violencia es un callejón sin salida que no tiene futuro».
Las cooperantes, Simona Pari y Simona Torreta, ambas de 29 años, fueron capturadas este martes junto con los iraquíes Mahnaz Bassam y Razad Ali Abdul, un ingeniero y una colaboradora de la organización humanitaria «Intersos», por un comando armado que irrumpió en las oficinas de la ONG, en el centro de Bagdad.
Si bien los medios de comunicación occidentales han dado mucho espacio en los últimos meses a los secuestrados extranjeros en Irak, en particular si proceden de estos países, los secuestros de ciudadanos iraquíes se ha convertido en una auténtica fuente de financiación de grupos criminales armados del país.
El patriarca caldeo de Bagdad, Su Beatitud Emanuele III Delly, confirmó este martes que «en Irak, hay muchas mujeres secuestradas. Las familias tienen más miedo por sus muchachas que por sus muchachos. Para nosotros en Irak no es una novedad».
El 1 de septiembre el Santo Padre pidió la liberación de los reporteros franceses, Christian Chesnot y Georges Malbrunot, enviados a Irak de la radiodifusora Radio France y el diario Le Figaro.