MÉXICO, lunes, 13 septiembre 2004 (ZENIT.org-El Observador).- Está lista para su distribución y venta en las farmacias de todo el país la píldora del día siguiente, por disposición de la Secretaría de Salud del gobierno federal.
Por su parte, científicos y médicos católicos han definido dos cosas: que es abortiva y que produce o puede producir daños severos en las mujeres que la tomen de manera regular, hasta 72 horas después de haber tenido relaciones sexuales.
Fuentes eclesiásticas consultadas por Zenit-El Observador han dicho que la acción de la Iglesia continuará en oposición a la decisión oficial. No descartan interponer una demanda antes los tribunales competentes, puesto que viola el derecho humano fundamental que es el derecho a la vida de todo ser humano.
Tanto el presidente de la Comisión Episcopal de Educación, monseñor Ramón Godínez Flores (obispo de Aguascalientes) como su homólogo de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar, monseñor Rodrigo Aguilar Martínez (obispo de Matehuala) han coincidido en que la Iglesia ni acepta ni aceptará la comercialización de la píldora del día siguiente o la píldora de anticoncepción de emergencia (AE).
Mientras Monseñor Godínez Flores indicó que la Iglesia seguirá dialogando con el sector de la salud para evitar la irrupción del fármaco, pues lesiona la unidad de la familia y va en contra del quinto y sexto mandamientos de la Ley de Dios; monseñor Aguilar Martínez recalcó que la Iglesia se opone porque tiene razones científicas que argumentar sobre los riesgos de su consumo.
Ambos subrayaron que la píldora es abortiva pues puede evitar que el óvulo que ya haya sido fecundado se implante o anide en las paredes de la matriz.
Asimismo, destacan que existen daños morales --como la lesión de la unidad familiar-- y físicos documentados científicamente --como obstrucción de venas y arterias, ataques de corazón, paros cardíacos, disfunciones en el hígado y alta presión arterial--.
Por su parte, la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar dijo, en un comunicado de marzo de este año, que «el efecto de la "anticoncepción hormonal postcoital", cuando impide la implantación o anidación, es claramente abortivo, en cuanto que elimina directa y voluntariamente la vida de un ser humano recién concebido».
Y recordó que «el aborto es un acto gravemente ilícito por cualquier método que se realice, pues se atenta contra la vida del más inocente de los seres humanos».
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