Luchar contra el terrorismo exige afrontar sus causas, afirma el Vaticano

Ante la asamblea general de las Naciones Unidas

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NUEVA YORK, jueves, 30 septiembre 2004 (ZENIT.org).- No es posible luchar contra el terrorismo si no se conocen y afrontan sus causas, afirmó la Santa Sede este miércoles al intervenir en la 59 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

El terrorismo se convirtió de hecho en uno de los argumentos principales del discurso que pronunció en inglés el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede.

Se trata de «un fenómeno aberrante, completamente indigno del ser humano, que ha asumido dimensiones planetarias: hoy ningún Estado puede presumir de estar a salvo», constató.

«Por eso –confirmando el derecho y el deber de cada Estado a poner en práctica todas las medidas justas para tutelar a sus ciudadanos e instituciones–, es evidente que no se puede oponerse eficazmente al terrorismo con una política plasmada en el principio de la unilateralidad, sino con una decidida concertación plurilateral, en el respeto del ‘ius gentium’», afirmó el representante papal.

El responsable de la acción diplomática de la Santa Sede aclaró que nadie duda en que hay que combatir el terrorismo apagando ante todo «su caldo de cultivo».

«Pero son muchas y complejas sus causas: políticas, sociales, culturales, religiosas; y por ello es más necesaria todavía una acción a largo plazo, que actúe con visión y paciencia, afrontando las raíces, que impida su ramificación espontánea, y que apague su maléfica fuerza contagiosa».

«En esta acción, la Santa Sede, toda la Iglesia católica está comprometida activamente –aseguró–. A través de sus instituciones educativas y caritativas que se dedican , allí donde estén, a elevar el nivel cultural y social de las poblaciones, sin discriminación alguna, en particular, sin discriminación religiosa».

La Iglesia también combate las causas del terrorismo con el «diálogo interreligioso», añadió, que «tras el Concilio Vaticano II, se ha intensificado cada vez más».

Este diálogo, aclaró, «tiene como fin un conocimiento recíproco objetivo, una sincera relación de amistad y, en los campos en que es posible, también una libre colaboración al servicio del hombre».

«La Santa Sede siempre dará las gracias a las autoridades de otras religiones que se muestran abiertas a un diálogo así, así como a las autoridades civiles que lo alientan, sin interferencia política alguna, en el respeto de la distinción de la esfera religiosas, de la esfera civil, y de ese derecho fundamental del hombre que es la libertad de religión», dijo al concluir su análisis sobre el flagelo terrorista.

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ZENIT Staff

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