MILÁN, miércoles, 8 septiembre 2004 (ZENIT.org).- El diálogo es una fuerza mucho más poderosa que la violencia, consideran los representantes religiosos y culturales que han participado en el encuentro «Hombres y religiones», celebrado en Milán del 5 al 7 de septiembre.

Por iniciativa de la Comunidad de San Egidio y de la archidiócesis de Milán, la cita, que tiene lugar todos los años, reunió a miles de personas de sesenta países, entre ellos 350 conferenciantes, cuyo objetivo era promover «la valentía de un nuevo humanismo».

El nuevo humanismo que surge del encuentro, como dice el «Llamamiento a la paz» con el que concluyó el encuentro, se fundamenta en la constatación de que «la violencia es un fracaso para todos», mientras que «el arte del diálogo vacía, con el pasar del tiempo, incluso las razones de terror y quita terreno a la injusticia, que genera resentimiento y violencia».

«Nuestro mundo parece haber olvidado que la vida humana es sagrada», confiesan los participantes, entre los que había exponentes de las religiones más representativas del planeta.

«Pero Dios está junto a cada víctima de la violencia y desea el fin de la violencia que se apropia de corazones y acciones», añade.

«Dios tiene comprensión de quien sufre a causa de la guerra, de quien está desesperado. Dios mismo indica hoy un nuevo camino que hay que recorrer con valentía», recuerda el «llamamiento».

«El nombre de Dios es paz --subraya--. Y quien usa el santo nombre de Dios para bendecir la guerra y el terrorismo maldice también la causa por la que lucha y se aleja de Dios».

El encuentro fue inaugurado, entre otros, por el arzobispo de Milán, cardenal Dionigi Tettamanzi,; por el rabino jefe de Israel, Yona Metzger; por el presidente de Senegal, Abdoulaye Wade; y por el consejero presidencial de los Emiratos Árabes Unidos, Ibrahim Ezzeddine.

«Desde lo hondo de nuestras tradiciones religiosas, hemos comprendido --afirman--, de manera más profunda todavía, que con el miedo, con el terrorismo y con la guerra, el género humano corre el riesgo de la autodestrucción».

«Quien usa la violencia desacredita su propia causa --insisten--. Quien cree que sólo una violencia más grande es la respuesta al daño sufrido no ve las montañas de odio que contribuye a crear y que pesan también sobre las generaciones de los hijos. Un mundo sin guerra y sin terror es posible».

«Ahora es el tiempo de tener valentía para vivir un nuevo humanismo, que ayuda a dominar el miedo y que permite construir ya desde ahora el mundo que necesitamos», piden los participantes.

«Por este motivo creemos en la necesidad de continuar con el diálogo. El diálogo es el camino que da un futuro al mundo, pues permite vivir juntos», explican.

«El diálogo no deja indefensos: protege. Lleva a todos a ver lo mejor del otro y a apoyarse en lo mejor de sí. El diálogo hace del extraño un amigo», reconocen.

Es posible firmar el «Llamamiento a la paz» desde la página web de la Comunidad de San Egidio http://www.santegidio.org